Santos del Corazon de Jesús
Jesús siempre ha estado presente, revelando su amor. Numerosos Santos en diversas épocas tuvieron experiencias del Corazón de Jesús, fuente de amor y modelo para nuestro corazón.
Santa Angela de Folign
Santa Lutgarda
+1246 con quien intercambió corazones
Santa Matilde+1298
Santa Gertrudis la Grande
+1302 Vidente de Corazón de Jesús.
Enseña cuanto Jesús se deleita del corazón de los hombres.
El corazón de Jesús renovará la humanidad.
Johannes Tauler OP, Místico
+1361 Invita a refugiarse en Corazón de Jesús.
Beato Enrique Suso OP
+1366, vio un ángel tomando su corazón y uniéndolo con el de Jesús.
Santa Catalina de Siena
+1380
Preguntó al Señor: “Dulce Cordero sin mancha, tu estabas muerto
cuando Tu costado fue abierto. ¿Para que, entonces, permitiste que
Tu Corazón fuese de tal forma herido y abierto a la fuerza? Nuestro
Señor le respondió. “Por varias razones, de las que te diré la principal.
Mis deseos hacia la raza humana eran infinitos y el tiempo actual de sufrimiento
y tortura estaban al terminar. Ya que mi amor es infinito,
yo no podía por este sufrimiento manifestarte cuanto te amo.
Es por ero Yo quise revelarte el secreto de mi corazón, permitiéndote
verlo abierto, para que puedas entender que te amé mucho mas de lo que
te podía probar por un sufrimiento que ha terminado”
Santa Juliana de Norwich
+1416 -inglesa.
Tuvo una visión. Jesús le invitó a contemplar dentro de Su Corazón,
donde caben todos los que se salvarán.
Santa Teresa de Avila
+1582, dijo que debíamos hacer la Llaga Sagrada nuestro lugar de refugio.
Verónica Giuliani+1727 experiencia con los Dos Corazones
Sierva Josefa Menéndez
1890-1923
Santa Gema Galgani
+1903
Después de las divisiones de la Iglesia en el siglo XVI, el jesuita,
San Pedro Canisio SJ, +1597,
y otros fueron impulsados por el amor al Corazón de Jesús
a la renovación de la Iglesia.
San Francisco de Sales
+1622,
obispo y doctor de la Iglesia atribuía la fundación de la Visitantinas
a la “obra de los Corazones de Jesús y María” y
Santa Juana de Chantal
+1641
dijo: “Que el Señor nos de la gracia para vivir y morir en el Sagrado Corazón”).
Ambos amantes del Corazón de Jesús cofundaron las orden de la Visitación.
Una de sus novicias recibiría las apariciones del Sagrado Corazón que
impulsará la devoción por el mundo entero. Pero fue en el siglo XVII
cuando la devoción al Corazón de Jesús se llega a propagar de manera
sin precedentes.
El gran santo y fundador, San Juan Eudes
+1680,
une la devoción al Corazón de Jesús a la del corazón de María Santísima,
dos amores, dos corazones inseparables. Fue el primero que organizó y
celebró las fiestas del Corazón de Jesús y el Corazón de María.
Por la misma época 1673,
Santa Margarita María de Alocoque
+1690,
novicia de la visitación, comienza a recibir las apariciones de Jesús
quien le muestra Su Corazón y le comunica mensajes que transformaron
su vida. Jesús le ordena a propagar estos mensajes lo cual se ocurre
con la ayuda de
San Claudio de la Colombiere SJ
+1682,
quien providencialmente llega a ser su director espiritual.Desde el pequeño
convento en Paray Le Monial, Jesús dispuso que el amor de su corazón
se propagase hasta los confines de la tierra. A través de San Claudio,
los jesuitas (Jesuitas y el Corazón de Jesús) fueron llamados por Dios
para colaborar con las visitantinas en la propagación de la devoción
al Corazón de Jesús y la formación de apóstoles. Se divulgaron por todas
partes libros e imágenes y las asociaciones del Sagrado Corazón llegaron
a ser muchos miles. También muchas congregaciones religiosas desde ese
tiempo adoptaron la devoción.
SAN JUAN EUDES
1601-1680 Fiesta: 19 de agosto
Promotor del amor a los Corazones de Jesús y de María
Su tratado sobre el admirable Corazón de Jesús: Fuente de salvación y de
vida verdadera
Llamado por el Papa “Padre, Doctor y Apóstol del culto litúrgico a los
Sagrados Corazones”,
Primero que organizó y celebró la fiesta del Corazón de Jesús y
del Corazón Inmaculado de María.
Primero que escribió la liturgia de las horas de cada una de esas fiestas.
Fundador de las Congregaciones de Jesús y María y de Nuestra Señora
de la Caridad del Refugio.
Reseña: Nació en la diócesis de Séez (Francia) el año 1601; recibió
la ordenación sacerdotal y se dedicó por varios años a la predicación
en las parroquias. Fundó dos Congregaciones religiosas, una destinada
a la formación de los seminaristas y la otra al cuidado de las mujeres cuya
vida cristiana estaba en peligro. Fomentó en gran manera la devoción a
los Corazones de Jesús y de María. Murió el año 1680.Enseñaba que el
Sagrado Corazón es un horno de Amor Divino. Los que desean unirse
a su corazón son purificados, inflamados, y transformados por el Fuego Divino.
En la segunda mitad del siglo XVI, vivía en Ri, Normandía (Francia),
un granjero llamado Isaac Eudes, casado con Marta Corbin. Como no
tuviesen hijos al cabo de dos años de matrimonio, ambos esposos fueron
en peregrinación a un santuario de Nuestra Señora. Nueve meses después
tuvieron un hijo, al que siguieron otros cinco. El mayor recibió el nombre de
Juan y, desde niño, dio muestras de gran inclinación al amor de Dios.
Se cuenta que, cuando tenía nueve años, un compañero de juegos le
abofeteó; en vez de responder en la misma forma, Juan siguió el consejo
evangélico y le presentó la otra mejilla.
A los catorce años, Juan ingresó en el colegio de los jesuitas de Caén.
Sus padres deseaban que se casara y siguiera trabajando la granja de la
familia.
Bérulle le envió al obispo de Séez con una carta de
presentación, en la que decía: “La caridad exige que emplee sus grandes
dones al servicio de la provincia en la que recibió la vida, la gracia y las
órdenes sagradas, y que su diócesis sea la primera en gozar de los frutos
que se pueden esperar de su habilidad, bondad, prudencia, energía y vida”.
El P. Eudes pasó dos meses en la asistencia a los enfermos en lo espiritual
y en lo material. Después fue enviado al oratorio de Caén, donde permaneció
hasta que una nueva epidemia se desató en esa ciudad, en 1631. Para evitar
el peligro de contagiar a sus hermanos, Juan se apartó de ellos y vivió en el
campo, donde recibía la comida del convento.
Predicador ungido: Pasó los diez años siguientes en la prédica de misiones
al pueblo, preparándose así para la tarea a la que Dios le tenía destinado.
En aquella época empezaron a organizarse las misiones populares en su
forma actual. San Juan Eudes se distinguió entre todos los misioneros.
En cuanto acababa de predicar, se sentaba a oír confesiones, ya que,
según él, “el predicador agita las ramas, pero el confesor es el que
caza los pájaros”. Mons. Le Camus, amigo de San Francisco de Sales,
dijo refiriéndose al P. Eudes: “Yo he oído a los mejores predicadores de
Italia y Francia y os aseguro que ninguno de ellos mueve tanto a las gentes
como este buen padre”.
San Juan Eudes predicó en su vida unas ciento diez misiones.
Confesor: Las gentes decían de él: “En la predicación es un león, y
en la confesión un cordero”.
Las mujeres atrapadas en mala vida: Una de las experiencias que adquirió
durante sus años de misionero, fue que las mujeres de mala vida que
intentaban convertirse, se encontraban en una situación particularmente difícil.
Durante algún tiempo, trató de resolver la dificultad alojándolas
provisionalmente en las casas de las familias piadosas, pero cayó en la
cuenta de que el remedio no era del todo adecuado. Magdalena Lamy,
una mujer de humilde origen, que había dado albergue a varias convertidas,
dijo un día al santo: “Ahora os vais tranquilamente a una iglesia a rezar con
devoción ante las imágenes y con ello creéis cumplir con vuestro deber.
No os engañéis, vuestro deber es alojar decentemente a estas pobres
mujeres que se pierden porque nadie les tiende la mano”.
Estas palabras produjeron profunda impresión en San Juan Eudes, quien
alquiló en 1671, una casa para las mujeres arrepentidas; en la que podían
albergarse en tanto que encontraban un empleo decente. Viendo que la obra
necesitaba la atención de religiosas, el santo la ofreció a las visitandinas,
quienes se apresuraron a aceptarla.
Formación del clero: San Juan Eudes se dio cuenta de que para que el pueblo
sea ferviente y llevarlo a la santidad era necesario proveerlo de muy buenos
y santos sacerdotes y que para formarlos se necesitaban seminarios donde
los jóvenes recibieran muy esmerada preparación. Por eso se propuso fundar
seminarios en los cuales los futuros sacerdotes fueran esmeradamente
preparados para su sagrado ministerio.Después de mucho orar, reflexionar
y consultar, San Juan Eudes abandonó la congregación del oratorio en 1643.
La experiencia le enseñó que el clero necesitaba reformarse antes que los
fieles y que la congregación sólo podría conseguir su fin mediante la fundación
de seminarios. El P. Condren, que había sido nombrado superior general,
estaba de acuerdo con el santo; pero su sucesor, el P. Bourgoing, se negó
a aprobar el proyecto de la fundación de un seminario en Caén.
Entonces el P. Eudes decidió formar una asociación de sacerdotes diocesanos,
cuyo fin principal sería la creación de seminarios con miras a la formación
de un clero parroquial celoso. La nueva asociación quedó fundada el día
de la Anunciación de 1643, en Caén, con el nombre de “Congregación de
Jesús y María”. Sus miembros, como los del oratorio, eran sacerdotes
diocesanos y no estaban obligados por ningún voto. San Juan Eudes y sus
cinco primeros compañeros se consagraron a “la Santísima Trinidad, que es
el primer principio y el último fin de la santidad del sacerdocio”. El distintivo
de la congregación era el Corazón de Jesús, en el que estaba incluido
místicamente el de María; como símbolo del amor eterno de Jesús por los
hombres.
La congregación encontró gran oposición, sobre todo por parte de los
jansenistas y de los padres del oratorio. En 1646, el P. Eudes envió a Roma
al P. Manoury para que recabase la aprobación pontificia para la congregación,
pero la oposición era tan fuerte, que la empresa fracasó.En 1650, el obispo
de Coutances pidió a San Juan que fundase un seminario en dicha ciudad.
El año siguiente, M. Oliver, que consideraba al santo como “la maravilla de
su época”, Ie invitó a predicar una misión de diez semanas en la iglesia de,
San Sulpicio de París. Mientras se hallaba en esa misión, el P. Eudes recibió
la noticia de que el obispo de Bayeux acababa de aprobar la congregación
de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio, formada
por las religiosas que atendían a las mujeres arrepentidas de Caén. En 1653,
San Juan fundó en Lisieux un seminario, al que siguió otro en Rouen en 1659.
¡En seguida, el santo se dirigió a Roma a tratar de conseguir la aprobación
pontificia para su congregación; pero los santos no siempre tienen éxito, y
San Juan Eudes fracasó en Roma.
Un año después, una bula de Alejandro VII aprobó la Congregación de las
Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio. Ese fue el
coronamiento de la obra que el P. Eudes y Magdalena Larny habían
emprendido treinta años antes en favor de las pecadoras arrepentidas.
San Juan siguió predicando misiones con gran éxito; en 1666, fundó un
seminario en Evreux y, en 1670, otro en Rennes. Al año siguiente, publicó
un libro titulado “La Devoción al Adorable Corazón de Jesús”. Ya antes, el
santo había instituido en su congregación una fiesta del Santísimo Corazón
de María. En su libro incluyó el propio de una misa y un oficio del Sagrado
Corazón de Jesús. El 31 de agosto de 1670, se celebró por primera vez
dicha fiesta en la capilla del seminario de Rennes y pronto se extendió a
otras diócesis. Así pues, aunque San Juan Eudes no haya sido el primer
apóstol de la devoción al Sagrado Corazón en su forma actual, fue sin
embargo él “quien introdujo el culto del Sagrado Corazón de Jesús y del
Santo Corazón de María”‘, como lo dijo León XIII en 1903. El decreto de
beatificación añadía: “El fue el primero que, por divina inspiración les tributó
un culto litúrgico.”
Clemente X publicó seis breves por los que concedía indulgencias a las
cofradías de los Sagrados Corazones de Jesús y María, instituidas en los
seminarios de San Juan Eudes.
Durante los últimos años de su vida, el santo escribió su tratado sobre
“el Admirable Corazón de la Santísima Madre de Dios”; trabajó en la obra
mucho tiempo y la terminó un mes antes de morir. Su última misión fue la
que predicó en Sain-Lö, en 1675, en plena plaza pública, con un frío glacial.
La misión duró nueve semanas. El esfuerzo enorme acabó con su salud y
a partir de entonces se retiró prácticamente de la vida activa.
Su muerte ocurrió el 19 de agosto de 1680.Fue canonizado en 1925 y
su fiesta fue incluida en el calendario de la Iglesia de occidente en 1928
***
"Tú que eres mi divino sol
ilumina las tinieblas de mi espíritu
incendia mi helado corazón.
Tú que eres la luz de mis ojos,
haz que te conozca y que me conozca,
para que a ti te ame y a mí me odie.
Tú eres mi suave luz:
hazme descubrir que todo cuanto hay fuera de ti
sólo es humo, engaño y vanidad.
Mi Dios y mi todo: apártame de lo que no eres tú,
para unirme enteramente a ti.
Mi amado todo: sé tú mi todo
y que lo demás nada signifique para mí.
Oh mi Jesús, que seas Jesús para mí.
Tú, vida de mi alma, Rey de mis amores,
vive y reina en mí perfectamente.
Viva Jesús, Viva el Rey de mi corazón,
viva la vida de mi vida." Amén.
Oración de misericordia a los corazones de Jesús y María
Oh benevolísimo y misericordísimo Corazón de Jesús, estampa en nuestros corazones una imagen perfecta de tu gran misericordia, para que podamos cumplir el mandamiento que nos diste: “Serás misericordioso como lo es tu Padre”.
Madre de la misericordia, vela sobre tanta desgracia, tantos pobres, tantos cautivos, tantos prisioneros, tantos hombres y mujeres que sufren persecución en manos de sus hermanos y hermanas, tanta gente indefensa, tantas almas afligidas, tantos corazones inquietos.
Madre de la misericordia, abre los ojos de tu clemencia y contempla nuestra desolación. Abre los oídos de tu bondad y oye nuestra súplica. Amorosísima y poderosísima abogada, demuéstranos que eres en verdad la Madre de la Misericordia.
Oh Jesús, el Unico Hijo de Dios, el Unico Hijo de María, te ofrezco el corazón bondadosísimo de tu Madre Divina, el cual para ti es el más precioso y agradable de todos. Oh María, Madre de Jesús, te ofrezco el corazón sagradísimo de tu amado Hijo, quien es la vida y el amor de tu Corazón.
Te saludamos, corazón santo; te saludamos, corazón manso; te saludamos, corazón humilde; te saludamos, corazón puro; te saludamos, corazón sacerdotal; te saludamos, corazón sabio; te saludamos, corazón paciente; te saludamos, corazón obediente; te saludamos, corazón atento a la voluntad del Padre; te saludamos, corazón fiel; te saludamos, corazón fuente de felicidad; te saludamos, corazón misericordioso; te saludamos, corazón amante.
Te adoramos, te alabamos, te glorificamos, te damos gracias, te amamos, con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con todas nuestras fuerzas. Te ofrecemos nuestro corazón, te lo damos, te lo consagramos, te lo ofrecemos; recíbelo y poséelo totalmente, purifícalo, ilumínalo, santifícalo, y vive y reina en él, ahora y por siempre jamás.
Yo te saludo, María, Hija de Dios Padre; yo te saludo, María, Madre de Dios Hijo; yo te saludo, María, esposa del Espíritu Santo; yo te saludo, María, Templo de la Divinidad; yo te saludo, María, Virgen de las vírgenes, de quién el Rey de los cielos ha querido nacer; yo te saludo, María, Reina de los mártires; yo te saludo, María, Reina del mundo; yo te saludo, María, Reina de mi corazón; yo te saludo, María, llena de gracia.
Bendito sea el fruto de tus entrañas, Jesús; bendito sea tu esposo, san José; bendito sea tu padre, san Joaquín; bendita sea tu madre, santa Ana; bendito sea tu hijo, san Juan; bendito sea tu ángel, san Gabriel; benditos sean todos aquellos que te aman y te bendicen. Amén.
Margarita María de Alacoque, Santa
Memoria Litúrgica, 16 de octubre
Recipiente de las revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús
Martirologio Romano: Santa Margarita María Alacoque, virgen, monja de
la Orden de la Visitación de la Virgen María, que progresó de modo
admirable en la vía de la perfección y, enriquecida con gracias místicas,
trabajó mucho para propagar el culto al Sagrado Corazón de Jesús, del
que era muy devota. Murió en el monasterio de Paray-le-Monial, en la región
de Autun, en Francia, el día diecisiete de octubre (†1690).
Fecha de beatificación: 18 de septiembre de 1864 por el Papa Pío IX
Fecha de canonización: 13 de mayo de 1920 por el Papa Benedicto VI
Breve Biografía
En la festividad de San Juan evangelista de 1673, sor Margarita María,
que tenia 25 años, estaba en adoración ante el Santísimo Sacramento.
En ese momento tuvo el privilegio particular de la primera de las
manifestaciones visibles de Jesús que se repetirían durante dos años
más, todos los primeros viernes de mes. En 1675, durante la octava del
Corpus Christi, Jesús se le manifestó con el corazón abierto, y señalando
con la mano su corazón, exclamó: “He aquí el corazón que ha amado tanto
a los hombres, que no se ha ahorrado nada, hasta extinguirse y consumarse
para demostrarles su amor. Y en reconocimiento no recibo de la mayoría sino
ingratitud.”
Margarita María Alacoque, escogida por Jesús para ser la mensajera del
Sagrado Corazón, hacía un año que vestía el hábito de las monjas de la
Visitación en Paray le Monial. Había nacido el 22 de agosto de 1647 en
Verosvres, en Borgoña. Su padre, juez y notario, había muerto cuando
Margarita era todavía muy joven.
A los nueve años hizo su primera comunión y a los 22 recibió la Confirmación,
a la que se preparó con una confesión general: empleó quince días escribiendo
en un cuaderno la larga lista de sus faltas para leérselas luego al confesor.
En esa ocasión añadió al nombre de Margarita el de María. Después, habiendo
vencido las últimas resistencias de la madre, que hubiera preferido verla
casada, pudo entrar al convento de la Orden de la Visitación, fundado 60 años
antes por San Francisco de Sales, ofreciéndose desde el día de su entrada
como “víctima al Corazón de Jesús.”Las extraordinarias visiones con que fue
favorecida le causaron al principio incomprensiones y juicios negativos hasta
cuando, por disposición divina, fue puesta bajo la dirección espiritual del
jesuita Santo Claudio de la Colombière. En el último periodo de su vida,
elegida maestra de novicias, tuvo el consuelo de ver difundida la devoción
al Corazón de Jesús, y los mismos opositores de un tiempo se convirtieron
en fervorosos propagandistas. Murió a los 43 años de edad, el 17 de octubre
de 1690.
Oración de Consagración de Santa Margarita María de Alacoque Me entrego, y al Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo consagro sin reservas, mi persona, mi vida, mis obras, mis dolores y sufrimientos. Me comprometo a no usar parte alguna de mi ser sino es para honrar, amar y glorificar al Sagrado Corazón. Este es mi propósito inmutable: ser enteramente suyo y hacer todas las cosas por su amor. Al mismo tiempo renuncio de todo corazón a todo aquello que le desagrade. Sagrado Corazón de Jesús, quiero tenerte como único objeto de mi amor. Se pues, mi protector en esta vida y garantía de la vida eterna. Se fortaleza en mi debilidad e inconstancia. Se propiciación y desagravio por todos los pecados de mi vida. Corazón lleno de bondad, se para mí el refugio en la hora de mi muerte y mi intercesor ante Dios Padre. Desvía de mí el castigo de Su justa ira. Corazón de amor, en Ti pongo toda mi confianza. De mi maldad todo lo temo. Pero de tu Amor todo lo espero. Erradica de mí, Señor, todo lo que te disguste o me pueda apartar de Ti. Que tu amor se imprima tan profundamente en mi corazón que jamás te olvide yo y que jamás me separe de Ti. Señor y Salvador mío, te ruego, por el amor que me tienes, que mi nombre esté profundamente grabado en tu sagrado Corazón; que mi felicidad y mi gloria sean vivir y morir en tu servicio. Amén. EL ALMA QUE SEA MÁS HUMILDE Y DESPRECIADA TENDRÁ LUGAR DE PREFERENCIA EN ESTE CORAZÓN ADORABLE "La cruz es en este mundo el patrimonio de los escogidos". "Aunque Dios quiera salvarnos, quiere que ayudemos de nuestra parte, si no, nada hará sin nosotros. Por esto hemos de estar resueltas a padecer. Este es el tiempo de siembra provechosa para la eternidad, allí será abundante la cosecha. No os desaniméis, vuestros trabajos arrostrados con paciencia valen mil veces más que cualquiera otra penitencia." "No os espanten los muchos contratiempos que se os ofrecerán en el establecer el reinado de este amable Corazón; las contrariedades son prendas seguras de ser de Dios la cosa, pues que sus obras se llevan a ejecución, por lo común, entre contradicciones y trabajos". "A pesar de toda oposición, este Divino Corazón eventualmente triunfará. Dichosos los que han sido instrumentos para establecer su Reinado. " "Acepta lo que te manda el Sagrado Corazón de Jesucristo para unirte a si." "Este divino Corazón es pura dulzura, humildad y paciencia, por lo tanto, debemos esperar... El sabe cuándo actuar." "Solo el corazón humilde puede entrar en el Sagrado Corazón de Jesús, conversar con Él, amarle y ser amado de Él". "El Sagrado Corazón de nuestro Soberano Dueño es una fuente inagotable que anhela derramarse en los corazones humildes, vacíos y desprendidos de todo, y prontos a sacrificarse a su servicio por mucho que cueste a la naturaleza". "Al Corazón de Jesús le agradan mucho los servicios de los pequeños y humildes de corazón, y paga con bendiciones sus trabajos". "Halla purísimo placer en las almas anonadadas que son totalmente suyas y todo lo poseen en Él, cuando están desposeídas de sí propias". "En sobreviniendo la humillación, regocijaos, porque entraréis muy adentro en el Corazón de Jesús". "Abrazaos humildemente con las cosas que más os humillen y anonaden, como medios muy al caso para hacer que triunfe el dulce y amable Corazón de Jesús, y reine el vuestro en el suyo." "Juzgo que os hace especial merced en daros a conocer y haciendo que améis vuestra abyección; porque no hay medio más eficaz que ése para penetrar y permanecer en la amistad del Sagrado Corazón de Jesús." "Es un cordial a propósito para dar la vida de la gracia a vuestra alma, y la del puro amor a vuestro corazón y a todas las buenas acciones. En fin, la virtud del Sagrado Corazón de Jesús abate hasta nosotros su grandeza, si nos halla anonadados en el amor de nuestra pequeñez, y cuidará de levantaros a su unión al paso de todo aquello que resplandece a los ojos de las criaturas. Con esto todo está dicho". "¡Dios mío! ¡Que tesoro tan inmenso es el amor a la pequeñez y a nuestra propia abyección! ¡Qué no debiéramos hacer y padecer por alcanzarlo! El alma que tanto bien posee, está segura y nada puede faltarle, porque el Todopoderoso en ella se complace y recrea". "Mirad, pues, este camino humilde como el verdadero, trazado por Él, y el más indefectible para llegar a Él. ¿Qué teméis en un sendero tan seguro como el de las humillaciones, en donde la mejor de todas nos viene sin repararlo siquiera? Porque la humildad es de tal naturaleza, que desaparece en el punto mismo que la echamos de ver en nosotros." "Solo en el total desasimiento de vos mismo y de todo lo que no es Dios hallaréis la verdadera paz y dicha perfecta, porque no teniendo nada, lo hallaréis todo en el Sagrado Corazón de Jesús." "Sed pobre de todo, y el Corazón de Jesús os enriquecerá." "Vaciaos de todo, y Él os henchirá." "Olvidaos de vos mismo y entregaos a Él, y Él tendrá cuenta y cuidado de vos." "No puedo deciros más sino que el anonadamiento de vos mismo os elevará a la unión del Soberano Bien. Olvidándoos, lo poseeréis, y abandonándoos a Él, Él os poseerá." "Y ¿qué mayor bien que no ser nada para el mundo ni para nosotros mismos, por ser poseídos de Dios y poseerle a "El solo?" LA MÁS DESECHADA Y DESNUDA DE TODO, SERÁ LA QUE MÁS LE POSEA.
Claudio de la Colombiére, Santo
Presbítero, 15 de febrero
Presbítero Jesuita
Martirologio Romano: En Paray-le-Monial, de Borgoña, en Francia, san
Claudio de La Colombière, presbítero de la Compañía de Jesús, que siendo
hombre entregado a la oración, con sus consejos dirigió a muchos en su
esfuerzo para amar a Dios (1682).
Fecha de canonización: 31 de mayo de 1992 por el Papa Juan Pablo II.
Glorias para Nuestro Dios
Un artista, contemporáneo de Claudio, nos ha dejado un retrato, pintado
cuando éste tenía entre treinta y cinco y cuarenta y un años: rostro alargado,
ojos pequeños pero brillantes y de mirada penetrante, frente amplia, boca bien
proporcionada y mentón un tanto afilado. Se dice que cuando Claudio entró
en la Compañía de Jesús era más bien robusto, de carácter muy alegre, de
elevados ideales, prudente y agradable. La vida religiosa no hizo sino
desarrollar sus dones naturales.
Su inteligencia innata se acostumbró a los juicios agudos y certeros.
Claudio amaba las bellas artes y sostuvo una correspondencia con
Oliverio Patru, miembro de la Academia Francesa, quien alaba mucho
sus escritos. Pero poco valor habrían tenido estos dones naturales en
el trabajo por las almas, si no hubiera unido a ellos el espíritu interior de
un religioso sediento de la gloria de Dios. La fuente de su vida interior era
la unión con Dios en la oración, a la que se entregaba constantemente.
Llegó a habituarse de tal modo a referirlo todo a Dios, que el respeto humano
y los motivos mundanos no existían para él. Este extraordinario despego del
mundo fue su característica principal.
Nacimiento y más acontecimientos: El santo Claudio nació en
Saint-Symphorien d´Ozon, cerca de Lyón, en 1641. Su familia estaba
bien relacionada, era piadosa y gozaba de buena posición. No poseemos
ningún dato especial sobre su vida antes de ingresar en el colegio de la
Compañía de Jesús de Lyón. Aunque sentía gran repugnancia por la vida
religiosa, logró vencerla y fue inmediatamente admitido en la Compañía.
Hizo su noviciado en Aviñón y, a los dos años, pasó al colegio de dicha
ciudad a completar sus estudios de filosofía. Al terminarlos fue destinado
a enseñar la gramática y las humanidades, de 1661 a 1666. Desde 1659,
la ciudad de Aviñón había presenciado choques constantes entre los nobles
y el pueblo En 1662, ocurrió en Roma el famoso encuentro entre la guardia
pontificia y el séquito del embajador francés. A raíz de ese incidente, las
tropas de Luis XIV ocuparon Aviñón, que se hallaba en el territorio de los
Papas. Sin embargo, esto no interrumpió las tareas del colegio, y el aumento
del calvinismo no hizo más que redoblar el celo de los jesuitas, quienes se
consagraron con mayor ahínco a los ministerios apostólicos en la ciudad y
en los distritos circundantes.
Cuando la paz quedó restablecida, Aviñón celebró la canonización de
San Francisco de Sales. En el más antiguo de los dos conventos de la
Visitación se llevó a cabo una gran función litúrgica. En aquella ocasión,
el Santo Claudio desplegó por primera vez sus dotes de orador, pues,
aunque todavía no era sacerdote, fue uno de los elegidos para predicar
el panegírico del santo obispo en la iglesia del convento. El texto que escogió
fue: “De la fuerza ha brotado la suavidad” (Jueces: 14, 14), y el sermón
resultó magnífico. Entre tanto, los superiores habían decidido enviar al joven
Claudio a terminar sus estudios de teología en París, centro de la vida
intelectual de Francia. En dicha ciudad se le confió el honor de velar por
la educación de los dos hijos del famoso Colbert. Lo que ocurrió,
probablemente, es que Colbert descubrió la envergadura intelectual de
Claudio y lo escogió para ese importante oficio, aunque él personalmente
no era amigo de los jesuitas. Sin embargo, las relaciones del santo con esa
distinguida familia terminaron mal, pues una frase satírica que Claudio había
escrito llegó al conocimiento del ministro, quien se mostró sumamente
ofendido y pidió a los superiores de la Compañía que enviaran al santo
nuevamente a su provincia. Esto no pudo realizarse, sino hasta 1670.
La Palabra es proclamada y el Corazón elevado: En 1673, el joven sacerdote
fue nombrado predicador del colegio de Aviñón. Sus sermones, en los que
trabajaba intensamente, son verdaderos modelos del género, tanto por la
solidez de la doctrina como por la belleza del lenguaje. El santo parece haber
predicado más tarde los mismos sermones en Inglaterra, y el nombre de la
duquesa de York (María de Módena, que fue después reina, cuando Jacobo II
heredó el trono), en cuya capilla predicó Claudio, está ligado a las ediciones
de dichos sermones. El santo, durante su estancia en París, había estudiado
el Jansenismo con sus verdades a medias y sus calumnias, a fin de combatir,
desde el púlpito sus errores, animado como estaba por el amor al Sagrado
Corazón, cuya devoción sería el mejor antídoto contra el Jansenismo. A fines
de 1674, el P. La Chaize, rector del santo, recibió del general de la Compañía
la orden de admitirle a la profesión solemne, después de un mes de ejercicios
espirituales en la llamada “tercera probación”. Ese retiro fue de gran provecho
espiritual para Claudio que se sintió, según confesaba, llamado a consagrarse
al Sagrado Corazón. El santo añadió a los votos solemnes de la profesión un
voto de fidelidad absoluta a las reglas de la Compañía, hasta en sus menores
detalles. Según anota en su diario, había ya vivido durante algún tiempo en esa
fidelidad perfecta, y quería consagrar con un voto su conducta para hacerla
más duradera. Tenía entonces treinta y tres años, la edad en la que Cristo
murió, y eso le inspiró un gran deseo de morir completamente para el mundo
y para sí mismo. Como escribió en su diario: “Me parece, Señor, que ya es
tiempo de que empiece a vivir en Tí y sólo para Tí, pues a mi edad, Tú quisiste
morir por mí en particular”.
Escogido por y para el Corazón de Jesús: Dos meses después de haber
hecho la profesión solemne, en febrero de 1675, Claudio fue nombrado
superior del colegio de Paray-le-Monial. Por una parte, era un honor
excepcional confiar a un joven profesó el gobierno de una casa; pero por otra
parte, la pequeña comunidad de Paray, que sólo tenía cuatro o cinco padres,
era insignificante para las grandes dotes de Claudio.
En realidad se trataba de un designio de Dios para ponerle en contacto con
un alma que necesitaba de su ayuda: Margarita María Alacoque. Dicha
religiosa se hallaba en un período de perplejidad y sufrimientos, debido a
las extraordinarias revelaciones de que la había hecho objeto el Sagrado
Corazón, cada día más claras e íntimas. Siguiendo las indicaciones de su
superiora, la madre de Saumaise, Margarita se había confiado a un sacerdote
muy erudito, pero que carecía de conocimientos de mística. El sacerdote
dictaminó que Margarita era víctima de los engaños del demonio, cosa que
acabó de desconcertar a la santa. Movido por las oraciones de Margarita,
Dios le envió a su fiel siervo y perfecto amigo, Claudio de la Colombiére.
El P. La Colombiére fue un día a predicar a la comunidad de la Visitación.
“Mientras él nos hablaba escribió Margarita, oí en mi corazón estas palabras:
“He aquí al que te he enviado” Desde la primera vez que Margarita fue a
confesarse con el P. La Colombiere, éste la trató como si estuviese al tanto
de lo que le sucedía. La santa sintió una repugnancia enorme a abrirle su
corazón y no lo hizo, a pesar de que estaba convencida de que la voluntad
de Dios era que se confiase al santo. En la siguiente confesión,
el P. La Colombiere le dijo que estaba muy contento de ser para ella
una ocasión de vencerse y, “en seguida -dice Margarita-, sin hacerme
el menor daño, puso al descubierto cuanto de bueno y malo había en mi
corazón, me consoló mucho y me exhortó a no tener miedo a los caminos
del Señor, con tal de que permaneciese obediente a mis superiores,
reiterándome a entregarme totalmente a Dios, para que Él me tratase
como quisiera. El padre me enseñó a apreciar los dones de Dios y a recibir
Sus comunicaciones con fe y humildad”. Este fue el gran servicio del P. La
Colombiere a Margarita María. Por otra parte, el santo trabajó incansablemente
en la propagación de la devoción al Sagrado Corazón, pues veía en ella el
mejor antídoto contra el jansenismo.
Testimonio ante la persecución: El santo no estuvo mucho tiempo en Paray.
Su siguiente ocupación fue muy diferente. Por recomendación del P. La Chaize,
que era el confesor de Luis XIV, sus superiores le enviaron a Londres como
predicador de María Beatriz d´ Este, duquesa de York. El santo predicó en
Inglaterra con el ejemplo y la palabra. El amor al Sagrado Corazón era su
tema favorito. El proceso de beatificación habla de su apostolado en Inglaterra
y de los numerosos protestantes que convirtió. La posición de los católicos
en aquel país era extremadamente difícil, debido a la gran hostilidad que
había contra ellos. En la corte se formó un movimiento para excluir al duque
de York, que se había convertido al catolicismo, de la sucesión a la Corona
sustituyéndole por el príncipe de Orange o algún otro candidato. El infame
Titus Oates y sus secuaces inventaron la historia de un “complot de los
papistas”, en el que el P. La Colombiere se hallaría complicado con el resto
de los católicos. El complot tenía por objeto, según los calumniadores,
el asesinato del rey Carlos II y la destrucción de la Iglesia de Inglaterra,
Claudio fue acusado de ejercer los ministerios sacerdotales y de haber
convertido a muchos protestantes. Aunque fue hecho prisionero, la intervención
de Luis XIV impidió que sellase su vida con el martirio. El santo fue
simplemente desterrado de Inglaterra. La prisión había acabado con su
débil salud. A su vuelta a Francia, en 1679, el santo estaba ya mortalmente
enfermo; aunque en algunas temporadas se rehacía un poco y podía ejercer
los ministerios sacerdotales, una enfermedad de los riñones no le dejaba
reposo. Sus superiores, pensando que los aires natales podrían ayudarle a
recobrar la salud, le enviaron a Lyón y a Paray. Durante una de sus visitas a
esta última ciudad, Margarita María le avisó que moriría ahí.
El P.Claudio llega a Paray en Abril de 1681, enviado por los médicos en busca
de la salud que le negaban otros climas; siendo así hubo comunicación entre
el P. Claudio y la Hermana Margarita. Hablando de los ardores de sus almas
y proyectos apostólicos en favor del Sagrado Corazón.
Aquí se agravó la enfermedad del P.Claudio; estaba listo para ir a otros climas,
pero Sta. Margarita avisa que si le era posible sin faltar a la obediencia se
quedara en Paray. Y le envía este mensaje: El me ha dicho que quiere aquí
el sacrificio de vuestra vida. Tan categórica afirmación deshizo todos los
preparativos de viaje.
Muerte y gloria: En efecto, después de haber dado maravilloso ejemplo
de humildad y paciencia, Claudio La Colombiére entregó su alma a Dios
al atardecer del 15 de febrero de 1682. Al día siguiente Santa Margarita
María recibió un aviso del cielo en el sentido de que Claudio se hallaba ya
en la gloria y no necesitaba de oraciones. Así escribió a una persona devota
del querido difunto: “Cesad en vuestra aflicción. Invocadle. Nada temáis; mas
poder tiene ahora que nunca para socorrernos.”
El P. La Colombiére fue beatificado en 1929 y su Santidad Juan Pablo II lo
declaró santo en 1992. La Iglesia Universal celebra su fiesta el día 15 de
febrero
CUANDO DIOS NOS PRUEBA
¿Pero queréis estar persuadidos que en todo lo que Dios permite, en todo lo que os sucede, sólo se persigue vuestro verdadero interés, vuestra verdadera dicha eterna? Reflexionad un poco en todo lo que ha hecho por vosotros. Ahora estáis en la aflicción; pensad que el autor de ella, es el mismo que ha querido pasar toda su vida en dolores para ahorraros los eternos; que es el mismo que tiene su ángel a vuestro lado, velando bajo su mandato en todos vuestros caminos y aplicándose a apartar todo lo que podría herir vuestro cuerpo o mancillar vuestra alma; pensad que el que os ata a esta pena es el mismo que en nuestros altares no cesa de rogar y de sacrificarse mil veces al día para expiar vuestros crímenes y para apaciguar la cólera de su Padre a medida que le irritáis; que es el que viene a vosotros con tanta bondad en el sacramento de la Eucaristía, el que no tiene mayor placer, que el de conversar con vosotros y el de unirse a vosotros. Tras estas pruebas de amor, ¡qué ingratitud más grande desconfiar de Él, dudar sobre si nos visita para hacernos bien o para perjudicarnos!; ¡Pero me hiere cruelmente, hace pesar su mano sobre mí! ;¿Qué habéis de temer de una mano que ha sido perforada, que se ha dejado clavar a la cruz por vosotros?;¡Me hace caminar por un camino espinoso!;¿Si no hay otro para ir al cielo, desgraciados seréis, si preferís perecer para siempre antes que sufrir por un tiempo! ¿No es éste el mismo camino que ha seguido antes que vosotros y por amor vuestro? ¿Habéis encontrado alguna espina que no haya señalado, que no haya teñido con su sangre? ¡Me presenta un cáliz lleno de amargura! Sí, pero pensad que es vuestro divino Redentor quien os lo presenta; amándoos tanto corno lo hace, ¿podría trataros con rigor si no tuviera una extraordinaria utilidad o una urgente necesidad? Tal vez habéis oído hablar del príncipe que prefirió exponerse a ser envenenado antes que rechazar el brebaje que su médico le había ordenado beber, porque había reconocido siempre en este médico mucha fidelidad y mucha afección a su persona. Y nosotros, cristianos, ¡rechazaremos el cáliz que nos ha preparado nuestro divino Maestro, osaremos ultrajarle hasta ese punto! Os suplico que no olvidéis esta reflexión; si no me equivoco, basta para hacernos amar las disposiciones de la voluntad divina por molestas que nos parezcan. Además, éste es el medio de asegurar infaliblemente nuestra dicha incluso desde esta vida.
Acto de confianza en Dios de San Claudio de la Colombiére
Estoy tan convencido, Dios mío, de que velas sobre todos los que esperan en Ti, y de que no puede faltar cosa alguna a quien aguarda de Ti todas las cosas, que he determinado vivir de ahora en adelante sin ningún cuidado, descargando en Ti todas mis inquietudes: «en paz me acuesto y en seguida me duermo, porque Tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo» (Sal 4,10).
Los hombres pueden despojarme de los bienes y de la honra, las enfermedades pueden privarme de las fuerzas e instrumentos de servirte; Yo mismo puedo perder Tu gracia pecando; pero no por eso perderé la esperanza; antes la conservaré hasta el último suspiro de mi vida y serán vanos los esfuerzos de todos los demonios del infierno por arrancármela: "en paz me duermo y al punto descanso".
Que otros pongan su confianza en sus riquezas o en sus talentos: que descansen otros en la inocencia de su vida, o en la aspereza de su penitencia, o en la multitud de sus buenas obras, o en el fervor de sus oraciones; en cuanto a mí toda mi confianza se funda en mi misma confianza: «Tú, sólo, Señor, me haces vivir tranquilo» (Sal 4,10).
Confianza semejante jamás fue defraudada: «Nadie esperó en el Señor y quedó confundido» (Sir 2,11). Así que seguro estoy de ser eternamente bienaventurado, porque espero firmemente serlo, y porque eres Tú, Dios mío, de quien lo espero: «en Ti, Señor, he esperado; no quedaré avergonzado jamás» (Sal 30,2; 70,1).
Bien conozco ¡ah! demasiado lo conozco, que soy frágil e inconstante; sé cuanto pueden las tentaciones contra la virtud más firme; he visto caer los astros del cielo y las columnas del firmamento; pero nada de esto puede aterrarme. Mientras mantenga firme mi esperanza, me conservaré a cubierto de todas las calamidades; y estoy seguro de esperar siempre, porque espero igualmente esta invariable esperanza.
En fin, para mí es seguro que nunca será demasiado lo que espere de Ti, y que nunca tendré menos de lo que hubiere esperado. Por tanto, espero que me sostendrás firme en los riesgos más inminentes y me defenderás en medio de los ataques más furiosos, y harás que mi flaqueza triunfe de los más espantosos enemigos. Espero que Tú me amarás a mí siempre y que te amaré a Ti sin intermisión, y para llegar de un solo vuelo con la esperanza hasta dónde puede llegarse, espero a Ti mismo, de Ti mismo, oh Creador mío, para el tiempo y para la eternidad.
Amén.
San Claudio La Colombière (carta XCVI)
Gertrudis, Santa
Mística, 16 de noviembre
Etimológicamente significa “fiel defensora”. Viene de la lengua alemana.
Esta joven, modelo y patrona de las místicas, nació en Eisleben, Alemania,
en 1256. Cuando contaba solamente 5 años se le confió su educación al
monasterio benedictino de Helfta. La superiora del convento era su tía santa
Matilde.
Encontró un clima espiritual tan bueno que se sintió plenamente feliz.Mientras
hacía sus estudios, demostró en todas las materias una inteligencia fuera
de lo común. Su salud no era lo buena que debiera haber sido. Le apenaba
no poder asistir a las oraciones de comunidad. Sin embargo, ante su mala
salud física mantuvo siempre y en todo instante un enorme equilibrio espiritual
e intelectual.Al llegar los años que van del 1291 hasta su muerte, comenzó
para ella una época dorada a causa de las muchas revelaciones o visiones
del cielo.
Menos mal que tuvo la suerte de escribirlas todas en cinco volúmenes, en los
que cuenta su experiencia mística, es decir, su continua unión con Dios.
Su mística, por otra parte, no se basa en cosas raras sino simplemente en los
misterios que cada día celebra la liturgia en honor del Señor y de la Virgen.
Se abrió plenamente a los deseos de Dios y rechazó toda clase de egoísmo
estéril. Fue ella la que comenzó la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
Su tía Matilde le preguntó a Jesús:” Señor, fuera de la Santa Hostia, ¿dónde
te puedo encontrar?” Y Jesús le respondió:”Búscame en el corazón de Gertrudis”.
A la santa se le atribuyen cinco libros que componen el
“Heraldo de la amorosa bondad de Dios”(Comúnmente llamados
“Revelaciones de Santa Gertrudis”). El primero fue escrito por amigos
íntimos de la santa después de su muerte, el segundo fue escrito por la
santa y los restantes fueron compuestos bajo su dirección.
Sus escritos relatan visiones, comunicaciones y experiencias místicas.
Habla de un rayo de luz, como una flecha, que procedía de la herida del
costado de un crucifijo. Cuenta también que su alma, derretida como
la cera, se aplicó al pecho del Señor como para recibir la impresión de un
sello y alude a un matrimonio espiritual en el que su alma fue como absorbida
por el corazón de Jesús. Enseña al mismo tiempo que “la adversidad es le
anillo espiritual que sella los esponsales con Dios”.
Murió en noviembre del año 1302
BERNARDO FRANCISCO DE HOYOS, BEATO
Sacerdote Jesuita, 29 de noviembre
Apóstol del Corazón de Jesús en España
Martirologio Romano: Presbítero jesuita, primer y principal apóstol en España
de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús († 1735)
Fecha de beatificación: 18 de abril de 2010, siendo Papa S.S. Benedicto XVI.
Nació en Torrelobatón (España) en 1711. Su padre don Manuel de Hoyos
era secretario del ayuntamiento de Torrelobatón, pero su familia era originaria
de Hoyos. Su madre doña Francisca de Seña, nació en Medina del Campo.
El niño fue bautizado a los 16 días con el nombre de Bernardo por deseo
de sus padres (nació un 20 de agosto, memoria litúrgica de San Bernardo
de Claraval), y también con el nombre de Francisco, a propuesta del Párroco
de la Iglesia de Santa María de Torrelobatón donde fue bautizado, poniendo
al niño bajo la protección de San Francisco Javier.A los 9 años Bernardo
recibió la confirmación en Torrelobatón, a los 10 años fue a estudiar en el
colegio de los Jesuitas de Medina del Campo, y a los 11 años al colegio de los
Jesuitas de Villa García de Campos. A los 14 años, con el permiso de su
familia, fue admitido en el noviciado de los Jesuitas en Villa García de
Campos.
Terminó el noviciado con casi 17 años, y emitió los votos simples perpetuos.
Desde los 17 hasta los 20 años, Bernardo estudió filosofía en el colegio de los
santos Pedro y Pablo en Medina del Campo. A los 20 años Bernardo comenzó
los estudios de teología en el colegio de San Ambrosio de Valladolid. Cuando
Bernardo tenía 13 años, murió su padre don Manuel de Hoyos. Este es un
fragmento del testamento de don Manuel: “A mis hijos recomiendo que sean
temerosos de Dios y de la propia conciencia, obrando y procediendo bien
según sus obligaciones, porque así merecerán el mayor alivio y, sobre todo,
el agrado de la misericordia de su Majestad que les guiará y les iluminará para
su santo servicio y para permanecer en él hasta la muerte, guardando
obediencia, respeto y veneración a su madre, abuelo, tío, y todas las otras
personas, a fin de que consigan en esta vida el afecto de todos y en la otra
el eterno descanso”.
Sobre su madre doña Francisca, podemos leer estas palabras: “crió a
Bernardo su madre doña Francisca con especial esmero y cuidado, diciendo
algunas veces que tendría gravísimo escrúpulo del menor descuido, porque
si perdía aquel hijo, la daba a conocer el cielo, que le quitaba un santo grande”.
En el siguiente fragmento, se indica como era el joven Bernardo de Hoyos en
el colegio: “era muy puntual a las confesiones y comuniones, que los
estudiantes de nuestras aulas de gramática practican todos los meses, y
recibía con suma docilidad los buenos consejos de sus maestros, cuando
exhortaban a sus discípulos a la devoción a María Santísima, a la frecuencia
de los sacramentos, a evitar toda culpa aunque fuese venial, y a los demás ej
ercicios virtuosos que inspiran los maestros a sus discípulos al tiempo mismo
que les enseñan las letras”.
VOTOS SIMPLES PERPETUOS: Cuando pronunció la fórmula de los votos
simples perpetuos, con casi 17 años, escribe el mismo Bernardo lo que sintió
en ese momento: “Al empezar a leer la fórmula de los votos ví en la sagrada
eucaristía al mismo Jesucristo, que me oía, como juez en su trono, muy afable.
Quedé al principio como fuera de mí, al ver tan gran Majestad, mas no fue
tanto, que se conociese en lo exterior. Vile venir, y entrar en mi dichosa boca:
causó mayor reverencia amorosa, y amor reverente, al verle entrar y estar en
mi lengua. Después que pasó la Sagrada Forma, me dijo el Señor estas
palabras intelectuales: “desde hoy me uno más estrechamente contigo por
el amor que te tengo “. Contexto histórico durante la vida de Bernardo de
Hoyos durante toda la vida de Bernardo de Hoyos reinaba en España y
en la América Española el rey Felipe V, de la familia Borbón, que era nieto
del rey de Francia Luis XIV. En Francia, la devoción al Sagrado Corazón de
Jesús se había extendido mucho con los escritos de Santa Margarita María
de Alacoque, y su confesor, san Claudio de la Colombière. Sobre la
importancia de la consagración al Sagrado Corazón de Jesús, escribe
Santa Margarita María de Alacoque: “… cuando nos hemos consagrado y
dedicado por completo a este Corazón adorable, para honrarle y amarle con
todos nuestros medios, abandonándose del todo a él, él se cuida de nosotros
y nos hace arribar al puerto de salvación, a pesar de las borrascas “.
NADA SABIA DEL CULTO AL CORAZÓN DE JESÚS: De esta etapa de su vida,
recogemos un hecho importante. En 1733, cuando Bernardo tenía 21 años y
era estudiante de teología en el colegio de San Ambrosio de Valladolid, recibió
una carta de su amigo Agustín Cadaveraz que era sacerdote y profesor de
gramática en Bilbao. A Agustín le habían pedido un sermón para la octava de
Corpus, y recordaba Agustín que en Valladolid había leído un libro escrito en
latín cuyo título era ´de cultu Sacratissimi Cordis Iesu´, del P. José de Gallifet,
sobre la devoción al Corazón de Jesús. Para preparar el sermón, Agustín le
pedía a Bernardo que copiase determinados fragmentos de ese libro y que
se los enviase. Bernardo tomó el libro de la biblioteca y lo llevó a su habitación
para copiar los párrafos pedidos.
HABLA DIOS: Esto es lo que relata Bernardo: “Yo que no había oído jamás
tal cosa, empecé a leer el origen del culto del Corazón de nuestro amor Jesús,
y sentí en mi espíritu un extraordinario movimiento fuerte, suave y nada
arrebatado ni impetuoso, con el cual me fui luego al punto delante del Señor
Sacramentado a ofrecerme a su Corazón para cooperar cuanto pudiese a lo
menos con oraciones a la extensión de su culto”. “No pude echar de mí este
pensamiento hasta que, adorando la mañana siguiente al Señor en la Hostia
Consagrada, me dijo clara y distintamente que quería por mi medio extender el
culto de su Corazón Sacrosanto, para comunicar a muchos sus dones por su
corazón adorado y reverenciado, y entendí que había sido disposición suya
especial que mi hermano el P. Agustín de Cardaveraz me hubiese hecho el
encargo para arrojar con esa ocasión en mi corazón estas inteligencias. Yo,
envuelto en confusión renové la oferta del día antes, aunque quedé algo
turbado, viendo la improporción del instrumento y no ver medio para ello”.
“El domingo pasado (dice) inmediato a la fiesta de nuestro San Miguel,
después de comulgar, sentí a mi lado a este santo Arcángel que me dijo
cómo extender el culto del Corazón de Jesús por toda España, y más
universalmente por toda la Iglesia, aunque llegará día en que suceda,
ha de tener gravísimas dificultades, pero que se vencerán, que él, como
Príncipe de la Iglesia, asistirá a esta empresa; que en lo que el Señor
quiere se extienda por nuestro medio, también ocurrirán dificultades,
pero que experimentaremos su asistencia”. “Después de esto quedé un
poco recogido, cuando por una admirable visión imaginaria, se me mostró
aquel divino Corazón de Jesús todo arrojando llamas de amor, de suerte
que parecía un incendio de fuego abrasador de otra especie que este material”.
“Agradecióme el aliento con que le ofrecí hasta la última gota de mi sangre en
gloria de su Corazón, y para que yo experimentase cuán de su agrado es esta
oferta, por lo mucho que se complacía en los deseos solos, que yo tenía de
extender por el mundo, cerró y cubrió mi corazón miserable dentro del suyo,
donde por visión intelectual admirable vi los tesoros y riquezas del Padre
depositadas en aquel sagrario, el deseo y como ímpetu que padecía su
corazón por comunicarlas a los hombres, el agrado en que aprecien aquel
Corazón, conducto soberano de las aguas de la vida, con otras inteligencias
maravillosas en que por modo más especial entendí lo que San Miguel me
había dicho.
Pues las dulzuras, los gozos, suavidades y celestiales delicias que allí
inundaron mi pobre corazón sumergido en aquel océano de fuego de amor,
sólo el mismo Jesús lo sabe, que yo no”. “Desde este punto he andado absorto,
y anegado en este Divino Corazón; al comer, al dormir, al hablar, al estudiar y
en todas partes parece que no palpa mi alma otra cosa que el Corazón de su
Amado, y cuando estoy delante del Señor Sacramentado, aquí es donde se
desatan los raudales de sus deliciosísimos favores, y como este culto mira al
Corazón Sacramentado, como a su objeto, aquí logra de lleno sus ansias
amorosas”. “Dióseme a entender que no se me daban a gustar las riquezas
de este Corazón para mí sólo, sino para que por mí las gustasen otros.
Pedí a toda la Santísima Trinidad la consecución de nuestros deseos, y
pidiendo esta fiesta en especialidad para España, en que ni aun memoria
parece hay de ella, me dijo Jesús: “reinaré en España, y con más veneración q
ue en otras muchas partes’ “yo no salgo del Corazón Sagrado; allí me
encontrará v. r. (Bernardo escribe al P. Juan de Loyola)
EL REINADO DEL SAGRADO CORAZÓN: En una carta del día 28
de octubre de 1733, Bernardo de Hoyos decía: en la acción de gracias
después de haber comulgado “pedí la extensión del reino del mismo Corazón
Sagrado en España, y entendí que se me otorgaba. y con el gozo dulcísimo
que me causó esta noticia quedó el alma como sepultada en el Corazón Divino,
en aquel paso que llaman sepultura. Muchas y repetidas veces he sentido
estos asaltos de amor en estos días, dilatándose tanto en deseos mi pobre
corazón que piensa extender en el nuevo mundo el amor de su amado Corazón
de Jesús, y todo el universo se le hace poco”.
La principal fuente para conocer estos escritos de Bernardo es el libro “vida
del angelical joven P. Bernardo Francisco de Hoyos de la Compañía de Jesús”
escrito por Juan de Loyola. Dice el propio p. Loyola: “Todos estos papeles han
estado a mi vista al tiempo de escribir esta historia; y todos están hoy en este
colegio de nuestro S. Ignacio de Valladolid, noticia que puede satisfacer a
cualquiera que dudase de algún hecho particular de lo que escribo”.
BERNARDO CONSAGRADO SACERDOTE: A los 23 años le correspondía
a Bernardo comenzar el cuarto curso de teología, y aunque no tenía edad para
ordenarse, sus superiores pidieron dispensa para que pudiese hacerlo durante
ese curso, y con esta dispensa pudo ordenarse de diácono. Poco después se
ordenó de Presbítero, y unos días después celebró la primera misa en el colegio
de san Ignacio de Valladolid. A los 24 años, pocos meses después de haber
sido ordenado sacerdote, enfermó de tifus y falleció, habiendo recibido el
viático y la santa unción.
CAUSA DEL PADRE HOYOS: En 1961 fue aprobada la investigación histórica
o positio, y el 12 de enero de 1996 el papa Juan Pablo II leyó el decreto que
declaraba heroicas las virtudes del desde entonces venerable Padre Hoyos.
En lo que respecta a la Causa del Padre Hoyos, en marzo de 2008 “… la
Consulta Médica de la Congregación para las Causas de los Santos ha
reconocido por unanimidad que el caso de la curación de María de las
Mercedes Cabezas no puede ser explicado en base a los datos de la ciencia
médica”. Nos encontramos ante una “curación instantánea, completa y
duradera, científicamente inexplicable”.
Mercedes Cabezas Terrero, de 23 años, hija de labradores de San
Cristóbal de la Cuesta (Salamanca), tenía una tumoración de grandes
proporciones, y quedó curada instantáneamente el 23 de Abril de 1936,
después de rezar una novena y de pedir con frecuencia la intercesión del
P. Bernardo de Hoyos para su curación.
Cumplidos así todos los requisitos, el 16 de enero de 2009 el papa
Benedicto XVI firmó el decreto que reconocía el citado milagro y admitía
la beatificación, que, siguiendo los procedimientos en vigor, se celebró en la
Archidiócesis de Valladolid, donde se promovió la causa, el 18 de abril de 2010,
en el paseo Central del Campo Grande de Valladolid, y fue presidida por
Mons. Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los
Santos, como representante pontificio.
Para conocer más sobre el Beato Bernardo de Hoyos se puede leer la
Biografía escrita por su Director espiritual el P. Juan de Loyola S.J. poco
después de la muerte de Bernardo en 1735. También se puede consultar el
sitio web oficial por la canonización del Beato Bernardo de Hoyos
De San Luis María Grignion de Montfort EL AMOR DE LA SABIDURÍA ETERNA
Existe un vínculo tan grande de amistad entre la Sabiduría eterna y el hombre, que resulta incomprensible. LA SABIDURÍA FUE HECHA PARA EL HOMBRE, Y EL HOMBRE, PARA LA SABIDURíA. Infinitus thesaurus est hominibus: «es un tesoro de valor infinito para el hombre», y no para los ángeles o para las demás criaturas.
Esta amistad de la Sabiduría para con el hombre proviene de que el hombre, en su creación, es el compendio de sus maravillas, su pequeño y su gran mundo, su imagen viviente y su lugarteniente en la tierra. Y desde que, por efecto del grande amor que tenía al hombre, se hizo semejante a él haciéndose carne y se entregó a la muerte por salvarle, le ama como a su hermano, a su amigo, a su compañero, a su discípulo, como al precio de su sangre y al coheredero de su reino, de suerte que se le hace violencia infinita cuando se le niega o se le arrebata el corazón de un hombre.
Es tanto el deseo que tiene del amor de los hombres esta belleza eterna y soberanamente amable, que escribió expresamente un libro con el fin de conquistarlo, mostrándole sus excelencias y los deseos que de él tiene: un libro que viene a ser como una carta de la amante al amado para ganar su afecto. Los deseos de poseer el corazón del hombre que en él manifiesta son tan ardientes, la solicitud que demuestra por ganarse su amistad es tan delicada, sus llamadas y deseos tan amorosos, que oyendo sus palabras se diría que no es la Soberana del cielo y de la tierra la que habla y que necesita del hombre para ser feliz.
Para encontrar al hombre, ora recorre los caminos frecuentados, ora sube a la cima de las más altas montañas, ora se llega a las puertas de las ciudades, ora penetra en las plazas públicas o en medio de las asambleas, llamando a voz en grito: Oviri, ad vos clamito, et vox mea ad filios hominum . ¡Oh hombres!, es a vosotros a quienes llamo desde hace largo tiempo; es a vosotros a quienes me dirijo, a quienes deseo y busco, por cuya posesión suspiro. Oídme, acercaos a mí; ansío haceros dichosos».
Y para atraérselos más eficazmente les dice: Es por mí y por mi gracia por la que gobiernan los reyes y mandan los príncipes, y los potentados y los monarcas llevan el cetro y la corona. Yo inspiro a los legisladores el arte de promulgar buenas leyes para el buen -gobierno de los estados; yo doy valor a los magistrados para ejercer equitativamente y sin temor alguno la justicia .
Yo amo a los que me aman, y me hallarán los que madrugaren a buscarme; en mi mano están las riquezas y la gloria, la opulencia, la justicia; los honores, las dignidades, los sólidos placeres y las verdaderas virtudes, en mí se encuentran; y es incomparablemente mejor al hombre el poseerme que poseer todo el oro, la plata y las piedras preciosas del mundo y los bienes de todo el universo. Yo guío a las personas que vienen a mí por los caminos de la justicia y de la prudencia, y las enriquezzo con la posesión de los verdaderos hijos hasta colmar sus deseos y estad bien persuadidos de que mi mayor contento y mis mayores delicias son el conversar y habitar con los hijos de los hombres ;
Ahora, pues, ¡oh hijos!, escuchadme: Bienaventurados los que siguen mis caminos. Oíd mis documentos, y sed sabios y no queráis desecharlos. Bienaventurado el hombre que me escucha, y que vela continuamente a las puertas de mi casa, y está de observación en los umbrales de ella.
Quien me hallare, hallará la vida y alcanzará del Señor la salvación. Mas quien pecare contra mí, dañará a su propia alma. Todos los que me aborrecen a mí, aman la muerte .
Amén
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