viernes, 23 de junio de 2023

El Sagrado Corazón y los Santos

 




Oración al Espíritu Santo

Recibid ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que os hago en este día para que os dignéis ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones, mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reservas a vuestras divinas operaciones, y quiero ser siempre dócil a vuestras santas inspiraciones. 
¡Oh Santo Espíritu! Dignaos formarme con María y en María, según el modelo de vuestro amado Jesús. Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén




Santos del Corazon de Jesús



Jesús siempre ha estado presente, revelando su amor. Numerosos Santos en diversas épocas tuvieron experiencias del Corazón de Jesús, fuente de amor y modelo para nuestro corazón.














Santa Angela de Folign






Santa Lutgarda


+1246 con quien intercambió corazones









Santa Matilde+1298







Santa Gertrudis la Grande


+1302 Vidente de Corazón de Jesús.

Enseña cuanto Jesús se deleita del corazón de los hombres.

El corazón de Jesús renovará la humanidad.






Johannes Tauler OP, Místico


+1361 Invita a refugiarse en Corazón de Jesús.






Beato Enrique Suso OP


+1366, vio un ángel tomando su corazón y uniéndolo con el de Jesús.











Santa Catalina de Siena

+1380


Preguntó al Señor: “Dulce Cordero sin mancha, tu estabas muerto

cuando Tu costado fue abierto. ¿Para que, entonces, permitiste que

Tu Corazón fuese de tal forma herido y abierto a la fuerza? Nuestro

Señor le respondió. “Por varias razones, de las que te diré la principal.

Mis deseos hacia la raza humana eran infinitos y el tiempo actual de sufrimiento

y tortura estaban al terminar. Ya que mi amor es infinito,

yo no podía por este sufrimiento manifestarte cuanto te amo.

Es por ero Yo quise revelarte el secreto de mi corazón, permitiéndote

verlo abierto, para que puedas entender que te amé mucho mas de lo que

te podía probar por un sufrimiento que ha terminado”





Santa Juliana de Norwich


+1416 -inglesa.


Tuvo una visión. Jesús le invitó a contemplar dentro de Su Corazón,

donde caben todos los que se salvarán.










Santa Teresa de Avila


+1582, dijo que debíamos hacer la Llaga Sagrada nuestro lugar de refugio.

Verónica Giuliani+1727 experiencia con los Dos Corazones






Sierva Josefa Menéndez

1890-1923






Santa Gema Galgani


+1903








Después de las divisiones de la Iglesia en el siglo XVI, el jesuita,

San Pedro Canisio SJ, +1597,

y otros fueron impulsados por el amor al Corazón de Jesús

a la renovación de la Iglesia. 













San Francisco de Sales


+1622,


obispo y doctor de la Iglesia atribuía la fundación de la Visitantinas

a la “obra de los Corazones de Jesús y María” y





 Santa Juana de Chantal


+1641


dijo: “Que el Señor nos de la gracia para vivir y morir en el Sagrado Corazón”).

Ambos amantes del Corazón de Jesús cofundaron las orden de la Visitación.

Una de sus novicias recibiría las apariciones del Sagrado Corazón que

impulsará la devoción por el mundo entero. Pero fue en el siglo XVII

cuando la devoción al Corazón de Jesús se llega a propagar de manera

sin precedentes. 





El gran santo y fundador, San Juan Eudes


+1680,


une la devoción al Corazón de Jesús a la del corazón de María Santísima,

dos amores, dos corazones inseparables. Fue el primero que organizó y

celebró las fiestas del Corazón de Jesús y el Corazón de María.








Por la misma época 1673, 


Santa Margarita María de Alocoque


+1690,


novicia de la visitación, comienza a recibir las apariciones de Jesús

quien le muestra Su Corazón y le comunica mensajes que transformaron

su vida. Jesús le ordena a propagar estos mensajes lo cual se ocurre

con la ayuda de 




 

San Claudio de la Colombiere SJ


+1682,


quien providencialmente llega a ser su director espiritual.Desde el pequeño

convento en Paray Le Monial, Jesús dispuso que el amor de su corazón

se propagase hasta los confines de la tierra. A través de San Claudio,

los jesuitas (Jesuitas y el Corazón de Jesús) fueron llamados por Dios

para colaborar con las visitantinas en la propagación de la devoción

al Corazón de Jesús y la formación de apóstoles. Se divulgaron por todas

partes libros e imágenes y las asociaciones del Sagrado Corazón llegaron

a ser muchos miles. También muchas congregaciones religiosas desde ese

tiempo adoptaron la devoción.






SAN JUAN EUDES

1601-1680 Fiesta: 19 de agosto



Promotor del amor a los Corazones de Jesús y de María

Su tratado sobre el admirable Corazón de Jesús: Fuente de salvación y de

vida verdadera


 

Llamado por el Papa “Padre, Doctor y Apóstol del culto litúrgico a los

Sagrados Corazones”,

Primero que organizó y celebró la fiesta del Corazón de Jesús y

del Corazón Inmaculado de María.

Primero que escribió la liturgia de las horas de cada una de esas fiestas.

Fundador de las Congregaciones de Jesús y María y de Nuestra Señora

de la Caridad del Refugio.

Reseña: Nació en la diócesis de Séez (Francia) el año 1601; recibió

la ordenación sacerdotal y se dedicó por varios años a la predicación

en las parroquias. Fundó dos Congregaciones religiosas, una destinada

a la formación de los seminaristas y la otra al cuidado de las mujeres cuya

vida cristiana estaba en peligro. Fomentó en gran manera la devoción a

los Corazones de Jesús y de María. Murió el año 1680.Enseñaba que el

Sagrado Corazón es un horno de Amor Divino. Los que desean unirse

a su corazón son purificados, inflamados, y transformados por el Fuego Divino.

En la segunda mitad del siglo XVI, vivía en Ri, Normandía (Francia),

un granjero llamado Isaac Eudes, casado con Marta Corbin. Como no

tuviesen hijos al cabo de dos años de matrimonio, ambos esposos fueron

en peregrinación a un santuario de Nuestra Señora. Nueve meses después

tuvieron un hijo, al que siguieron otros cinco. El mayor recibió el nombre de

Juan y, desde niño, dio muestras de gran inclinación al amor de Dios.

Se cuenta que, cuando tenía nueve años, un compañero de juegos le

abofeteó; en vez de responder en la misma forma, Juan siguió el consejo

evangélico y le presentó la otra mejilla.

A los catorce años, Juan ingresó en el colegio de los jesuitas de Caén.

Sus padres deseaban que se casara y siguiera trabajando la granja de la

familia.

Bérulle le envió al obispo de Séez con una carta de

presentación, en la que decía: “La caridad exige que emplee sus grandes

dones al servicio de la provincia en la que recibió la vida, la gracia y las

órdenes sagradas, y que su diócesis sea la primera en gozar de los frutos

que se pueden esperar de su habilidad, bondad, prudencia, energía y vida”.

El P. Eudes pasó dos meses en la asistencia a los enfermos en lo espiritual

y en lo material. Después fue enviado al oratorio de Caén, donde permaneció

hasta que una nueva epidemia se desató en esa ciudad, en 1631. Para evitar

el peligro de contagiar a sus hermanos, Juan se apartó de ellos y vivió en el

campo, donde recibía la comida del convento.

Predicador ungido: Pasó los diez años siguientes en la prédica de misiones

al pueblo, preparándose así para la tarea a la que Dios le tenía destinado.

En aquella época empezaron a organizarse las misiones populares en su

forma actual. San Juan Eudes se distinguió entre todos los misioneros.

En cuanto acababa de predicar, se sentaba a oír confesiones, ya que,

según él, “el predicador agita las ramas, pero el confesor es el que

caza los pájaros”. Mons. Le Camus, amigo de San Francisco de Sales,

dijo refiriéndose al P. Eudes: “Yo he oído a los mejores predicadores de

Italia y Francia y os aseguro que ninguno de ellos mueve tanto a las gentes

como este buen padre”.

 San Juan Eudes predicó en su vida unas ciento diez misiones.

Confesor: Las gentes decían de él: “En la predicación es un león, y

en la confesión un cordero”.

Las mujeres atrapadas en mala vida: Una de las experiencias que adquirió

durante sus años de misionero, fue que las mujeres de mala vida que

intentaban convertirse, se encontraban en una situación particularmente difícil.

Durante algún tiempo, trató de resolver la dificultad alojándolas

provisionalmente en las casas de las familias piadosas, pero cayó en la

cuenta de que el remedio no era del todo adecuado. Magdalena Lamy,

una mujer de humilde origen, que había dado albergue a varias convertidas,

dijo un día al santo: “Ahora os vais tranquilamente a una iglesia a rezar con

devoción ante las imágenes y con ello creéis cumplir con vuestro deber.

No os engañéis, vuestro deber es alojar decentemente a estas pobres

mujeres que se pierden porque nadie les tiende la mano”.

Estas palabras produjeron profunda impresión en San Juan Eudes, quien

alquiló en 1671, una casa para las mujeres arrepentidas; en la que podían

albergarse en tanto que encontraban un empleo decente. Viendo que la obra

necesitaba la atención de religiosas, el santo la ofreció a las visitandinas,

quienes se apresuraron a aceptarla.

Formación del clero: San Juan Eudes se dio cuenta de que para que el pueblo

sea ferviente y llevarlo a la santidad era necesario proveerlo de muy buenos

y santos sacerdotes y que para formarlos se necesitaban seminarios donde

los jóvenes recibieran muy esmerada preparación. Por eso se propuso fundar

seminarios en los cuales los futuros sacerdotes fueran esmeradamente

preparados para su sagrado ministerio.Después de mucho orar, reflexionar

y consultar, San Juan Eudes abandonó la congregación del oratorio en 1643.

La experiencia le enseñó que el clero necesitaba reformarse antes que los

fieles y que la congregación sólo podría conseguir su fin mediante la fundación

de seminarios. El P. Condren, que había sido nombrado superior general,

estaba de acuerdo con el santo; pero su sucesor, el P. Bourgoing, se negó

a aprobar el proyecto de la fundación de un seminario en Caén.

Entonces el P. Eudes decidió formar una asociación de sacerdotes diocesanos,

cuyo fin principal sería la creación de seminarios con miras a la formación

de un clero parroquial celoso. La nueva asociación quedó fundada el día

de la Anunciación de 1643, en Caén, con el nombre de “Congregación de

Jesús y María”. Sus miembros, como los del oratorio, eran sacerdotes

diocesanos y no estaban obligados por ningún voto. San Juan Eudes y sus

cinco primeros compañeros se consagraron a “la Santísima Trinidad, que es

el primer principio y el último fin de la santidad del sacerdocio”. El distintivo

de la congregación era el Corazón de Jesús, en el que estaba incluido

místicamente el de María; como símbolo del amor eterno de Jesús por los

hombres.

La congregación encontró gran oposición, sobre todo por parte de los

jansenistas y de los padres del oratorio. En 1646, el P. Eudes envió a Roma

al P. Manoury para que recabase la aprobación pontificia para la congregación,

pero la oposición era tan fuerte, que la empresa fracasó.En 1650, el obispo

de Coutances pidió a San Juan que fundase un seminario en dicha ciudad.

El año siguiente, M. Oliver, que consideraba al santo como “la maravilla de

su época”, Ie invitó a predicar una misión de diez semanas en la iglesia de,

San Sulpicio de París. Mientras se hallaba en esa misión, el P. Eudes recibió

la noticia de que el obispo de Bayeux acababa de aprobar la congregación

de las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio, formada

por las religiosas que atendían a las mujeres arrepentidas de Caén. En 1653,

San Juan fundó en Lisieux un seminario, al que siguió otro en Rouen en 1659.

¡En seguida, el santo se dirigió a Roma a tratar de conseguir la aprobación

pontificia para su congregación; pero los santos no siempre tienen éxito, y

San Juan Eudes fracasó en Roma.

Un año después, una bula de Alejandro VII aprobó la Congregación de las

Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio. Ese fue el

coronamiento de la obra que el P. Eudes y Magdalena Larny habían

emprendido treinta años antes en favor de las pecadoras arrepentidas.

San Juan siguió predicando misiones con gran éxito; en 1666, fundó un

seminario en Evreux y, en 1670, otro en Rennes. Al año siguiente, publicó

un libro titulado “La Devoción al Adorable Corazón de Jesús”. Ya antes, el

santo había instituido en su congregación una fiesta del Santísimo Corazón

de María. En su libro incluyó el propio de una misa y un oficio del Sagrado

Corazón de Jesús. El 31 de agosto de 1670, se celebró por primera vez

dicha fiesta en la capilla del seminario de Rennes y pronto se extendió a

otras diócesis. Así pues, aunque San Juan Eudes no haya sido el primer

apóstol de la devoción al Sagrado Corazón en su forma actual, fue sin

embargo él “quien introdujo el culto del Sagrado Corazón de Jesús y del

Santo Corazón de María”‘, como lo dijo León XIII en 1903. El decreto de

beatificación añadía: “El fue el primero que, por divina inspiración les tributó

un culto litúrgico.”

Clemente X publicó seis breves por los que concedía indulgencias a las

cofradías de los Sagrados Corazones de Jesús y María, instituidas en los

seminarios de San Juan Eudes.

Durante los últimos años de su vida, el santo escribió su tratado sobre

“el Admirable Corazón de la Santísima Madre de Dios”; trabajó en la obra

mucho tiempo y la terminó un mes antes de morir. Su última misión fue la

que predicó en Sain-Lö, en 1675, en plena plaza pública, con un frío glacial.

La misión duró nueve semanas. El esfuerzo enorme acabó con su salud y

a partir de entonces se retiró prácticamente de la vida activa.

Su muerte ocurrió el 19 de agosto de 1680.Fue canonizado en 1925 y

su fiesta fue incluida en el calendario de la Iglesia de occidente en 1928


***

"Tú que eres mi divino sol

ilumina las tinieblas de mi espíritu

incendia mi helado corazón.

Tú que eres la luz de mis ojos, 

haz que te conozca y que me conozca, 

para que a ti te ame y a mí me odie. 

Tú eres mi suave luz: 

hazme descubrir que todo cuanto hay fuera de ti 

sólo es humo, engaño y vanidad. 

Mi Dios y mi todo: apártame de lo que no eres tú, 

para unirme enteramente a ti. 

Mi amado todo: sé tú mi todo 

y que lo demás nada signifique para mí. 

Oh mi Jesús, que seas Jesús para mí. 

Tú, vida de mi alma, Rey de mis amores, 

vive y reina en mí perfectamente. 

Viva Jesús, Viva el Rey de mi corazón, 

viva la vida de mi vida." Amén.


Oración de misericordia a los corazones de Jesús y María

Oh benevolísimo y misericordísimo Corazón de Jesús, estampa en nuestros corazones una imagen perfecta de tu gran misericordia, para que podamos cumplir el mandamiento que nos diste: “Serás misericordioso como lo es tu Padre”.

Madre de la misericordia, vela sobre tanta desgracia, tantos pobres, tantos cautivos, tantos prisioneros, tantos hombres y mujeres que sufren persecución en manos de sus hermanos y hermanas, tanta gente indefensa, tantas almas afligidas, tantos corazones inquietos.

Madre de la misericordia, abre los ojos de tu clemencia y contempla nuestra desolación. Abre los oídos de tu bondad y oye nuestra súplica. Amorosísima y poderosísima abogada, demuéstranos que eres en verdad la Madre de la Misericordia.

Oh Jesús, el Unico Hijo de Dios, el Unico Hijo de María, te ofrezco el corazón bondadosísimo de tu Madre Divina, el cual para ti es el más precioso y agradable de todos. Oh María, Madre de Jesús, te ofrezco el corazón sagradísimo de tu amado Hijo, quien es la vida y el amor de tu Corazón.

Te saludamos, corazón santo; te saludamos, corazón manso; te saludamos, corazón humilde; te saludamos, corazón puro; te saludamos, corazón sacerdotal; te saludamos, corazón sabio; te saludamos, corazón paciente; te saludamos, corazón obediente; te saludamos, corazón atento a la voluntad del Padre; te saludamos, corazón fiel; te saludamos, corazón fuente de felicidad; te saludamos, corazón misericordioso; te saludamos, corazón amante.

Te adoramos, te alabamos, te glorificamos, te damos gracias, te amamos, con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma, con todas nuestras fuerzas. Te ofrecemos nuestro corazón, te lo damos, te lo consagramos, te lo ofrecemos; recíbelo y poséelo totalmente, purifícalo, ilumínalo, santifícalo, y vive y reina en él, ahora y por siempre jamás.

Yo te saludo, María, Hija de Dios Padre; yo te saludo, María, Madre de Dios Hijo; yo te saludo, María, esposa del Espíritu Santo; yo te saludo, María, Templo de la Divinidad; yo te saludo, María, Virgen de las vírgenes, de quién el Rey de los cielos ha querido nacer; yo te saludo, María, Reina de los mártires; yo te saludo, María, Reina del mundo; yo te saludo, María, Reina de mi corazón; yo te saludo, María, llena de gracia.

Bendito sea el fruto de tus entrañas, Jesús; bendito sea tu esposo, san José; bendito sea tu padre, san Joaquín; bendita sea tu madre, santa Ana; bendito sea tu hijo, san Juan; bendito sea tu ángel, san Gabriel; benditos sean todos aquellos que te aman y te bendicen. Amén.





Margarita María de Alacoque, Santa

Memoria Litúrgica, 16 de octubre





Recipiente de las revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús

Martirologio Romano: Santa Margarita María Alacoque, virgen, monja de

la Orden de la Visitación de la Virgen María, que progresó de modo

admirable en la vía de la perfección y, enriquecida con gracias místicas,

trabajó mucho para propagar el culto al Sagrado Corazón de Jesús, del

que era muy devota. Murió en el monasterio de Paray-le-Monial, en la región

de Autun, en Francia, el día diecisiete de octubre (†1690).


Fecha de beatificación: 18 de septiembre de 1864 por el Papa Pío IX

Fecha de canonización: 13 de mayo de 1920 por el Papa Benedicto VI


Breve Biografía

En la festividad de San Juan evangelista de 1673, sor Margarita María,

que tenia 25 años, estaba en adoración ante el Santísimo Sacramento.

En ese momento tuvo el privilegio particular de la primera de las

manifestaciones visibles de Jesús que se repetirían durante dos años

más, todos los primeros viernes de mes. En 1675, durante la octava del

Corpus Christi, Jesús se le manifestó con el corazón abierto, y señalando

con la mano su corazón, exclamó: “He aquí el corazón que ha amado tanto

a los hombres, que no se ha ahorrado nada, hasta extinguirse y consumarse

para demostrarles su amor. Y en reconocimiento no recibo de la mayoría sino

ingratitud.”


Margarita María Alacoque, escogida por Jesús para ser la mensajera del

Sagrado Corazón, hacía un año que vestía el hábito de las monjas de la

Visitación en Paray le Monial. Había nacido el 22 de agosto de 1647 en

Verosvres, en Borgoña. Su padre, juez y notario, había muerto cuando

Margarita era todavía muy joven.


A los nueve años hizo su primera comunión y a los 22 recibió la Confirmación,

a la que se preparó con una confesión general: empleó quince días escribiendo

en un cuaderno la larga lista de sus faltas para leérselas luego al confesor.

En esa ocasión añadió al nombre de Margarita el de María. Después, habiendo

vencido las últimas resistencias de la madre, que hubiera preferido verla

casada, pudo entrar al convento de la Orden de la Visitación, fundado 60 años

antes por San Francisco de Sales, ofreciéndose desde el día de su entrada

como “víctima al Corazón de Jesús.”Las extraordinarias visiones con que fue

favorecida le causaron al principio incomprensiones y juicios negativos hasta

cuando, por disposición divina, fue puesta bajo la dirección espiritual del

jesuita Santo Claudio de la Colombière. En el último periodo de su vida,

elegida maestra de novicias, tuvo el consuelo de ver difundida la devoción

al Corazón de Jesús, y los mismos opositores de un tiempo se convirtieron

en fervorosos propagandistas. Murió a los 43 años de edad, el 17 de octubre

de 1690.




Oración de Consagración de Santa Margarita María de Alacoque Me entrego, y al Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo consagro sin reservas, mi persona, mi vida, mis obras, mis dolores y sufrimientos. Me comprometo a no usar parte alguna de mi ser sino es para honrar, amar y glorificar al Sagrado Corazón. Este es mi propósito inmutable: ser enteramente suyo y hacer todas las cosas por su amor. Al mismo tiempo renuncio de todo corazón a todo aquello que le desagrade. Sagrado Corazón de Jesús, quiero tenerte como único objeto de mi amor. Se pues, mi protector en esta vida y garantía de la vida eterna. Se fortaleza en mi debilidad e inconstancia. Se propiciación y desagravio por todos los pecados de mi vida. Corazón lleno de bondad, se para mí el refugio en la hora de mi muerte y mi intercesor ante Dios Padre. Desvía de mí el castigo de Su justa ira. Corazón de amor, en Ti pongo toda mi confianza. De mi maldad todo lo temo. Pero de tu Amor todo lo espero. Erradica de mí, Señor, todo lo que te disguste o me pueda apartar de Ti. Que tu amor se imprima tan profundamente en mi corazón que jamás te olvide yo y que jamás me separe de Ti. Señor y Salvador mío, te ruego, por el amor que me tienes, que mi nombre esté profundamente grabado en tu sagrado Corazón; que mi felicidad y mi gloria sean vivir y morir en tu servicio. Amén. EL ALMA QUE SEA MÁS HUMILDE Y DESPRECIADA TENDRÁ LUGAR DE PREFERENCIA EN ESTE CORAZÓN ADORABLE "La cruz es en este mundo el patrimonio de los escogidos". "Aunque Dios quiera salvarnos, quiere que ayudemos de nuestra parte, si no, nada hará sin nosotros. Por esto hemos de estar resueltas a padecer. Este es el tiempo de siembra provechosa para la eternidad, allí será abundante la cosecha. No os desaniméis, vuestros trabajos arrostrados con paciencia valen mil veces más que cualquiera otra penitencia." "No os espanten los muchos contratiempos que se os ofrecerán en el establecer el reinado de este amable Corazón; las contrariedades son prendas seguras de ser de Dios la cosa, pues que sus obras se llevan a ejecución, por lo común, entre contradicciones y trabajos". "A pesar de toda oposición, este Divino Corazón eventualmente triunfará. Dichosos los que han sido instrumentos para establecer su Reinado. " "Acepta lo que te manda el Sagrado Corazón de Jesucristo para unirte a si." "Este divino Corazón es pura dulzura, humildad y paciencia, por lo tanto, debemos esperar... El sabe cuándo actuar." "Solo el corazón humilde puede entrar en el Sagrado Corazón de Jesús, conversar con Él, amarle y ser amado de Él". "El Sagrado Corazón de nuestro Soberano Dueño es una fuente inagotable que anhela derramarse en los corazones humildes, vacíos y desprendidos de todo, y prontos a sacrificarse a su servicio por mucho que cueste a la naturaleza". "Al Corazón de Jesús le agradan mucho los servicios de los pequeños y humildes de corazón, y paga con bendiciones sus trabajos". "Halla purísimo placer en las almas anonadadas que son totalmente suyas y todo lo poseen en Él, cuando están desposeídas de sí propias". "En sobreviniendo la humillación, regocijaos, porque entraréis muy adentro en el Corazón de Jesús". "Abrazaos humildemente con las cosas que más os humillen y anonaden, como medios muy al caso para hacer que triunfe el dulce y amable Corazón de Jesús, y reine el vuestro en el suyo." "Juzgo que os hace especial merced en daros a conocer y haciendo que améis vuestra abyección; porque no hay medio más eficaz que ése para penetrar y permanecer en la amistad del Sagrado Corazón de Jesús." "Es un cordial a propósito para dar la vida de la gracia a vuestra alma, y la del puro amor a vuestro corazón y a todas las buenas acciones. En fin, la virtud del Sagrado Corazón de Jesús abate hasta nosotros su grandeza, si nos halla anonadados en el amor de nuestra pequeñez, y cuidará de levantaros a su unión al paso de todo aquello que resplandece a los ojos de las criaturas. Con esto todo está dicho". "¡Dios mío! ¡Que tesoro tan inmenso es el amor a la pequeñez y a nuestra propia abyección! ¡Qué no debiéramos hacer y padecer por alcanzarlo! El alma que tanto bien posee, está segura y nada puede faltarle, porque el Todopoderoso en ella se complace y recrea". "Mirad, pues, este camino humilde como el verdadero, trazado por Él, y el más indefectible para llegar a Él. ¿Qué teméis en un sendero tan seguro como el de las humillaciones, en donde la mejor de todas nos viene sin repararlo siquiera? Porque la humildad es de tal naturaleza, que desaparece en el punto mismo que la echamos de ver en nosotros." "Solo en el total desasimiento de vos mismo y de todo lo que no es Dios hallaréis la verdadera paz y dicha perfecta, porque no teniendo nada, lo hallaréis todo en el Sagrado Corazón de Jesús." "Sed pobre de todo, y el Corazón de Jesús os enriquecerá." "Vaciaos de todo, y Él os henchirá." "Olvidaos de vos mismo y entregaos a Él, y Él tendrá cuenta y cuidado de vos." "No puedo deciros más sino que el anonadamiento de vos mismo os elevará a la unión del Soberano Bien. Olvidándoos, lo poseeréis, y abandonándoos a Él, Él os poseerá." "Y ¿qué mayor bien que no ser nada para el mundo ni para nosotros mismos, por ser poseídos de Dios y poseerle a "El solo?" LA MÁS DESECHADA Y DESNUDA DE TODO, SERÁ LA QUE MÁS LE POSEA.







 





Claudio de la Colombiére, Santo

Presbítero, 15 de febrero



Presbítero Jesuita

Martirologio Romano: En Paray-le-Monial, de Borgoña, en Francia, san

Claudio de La Colombière, presbítero de la Compañía de Jesús, que siendo

hombre entregado a la oración, con sus consejos dirigió a muchos en su

esfuerzo para amar a Dios (1682).


Fecha de canonización: 31 de mayo de 1992 por el Papa Juan Pablo II.

Glorias para Nuestro Dios


Un artista, contemporáneo de Claudio, nos ha dejado un retrato, pintado

cuando éste tenía entre treinta y cinco y cuarenta y un años: rostro alargado,

ojos pequeños pero brillantes y de mirada penetrante, frente amplia, boca bien

proporcionada y mentón un tanto afilado. Se dice que cuando Claudio entró

en la Compañía de Jesús era más bien robusto, de carácter muy alegre, de

elevados ideales, prudente y agradable. La vida religiosa no hizo sino

desarrollar sus dones naturales.


Su inteligencia innata se acostumbró a los juicios agudos y certeros.

Claudio amaba las bellas artes y sostuvo una correspondencia con

Oliverio Patru, miembro de la Academia Francesa, quien alaba mucho

sus escritos. Pero poco valor habrían tenido estos dones naturales en

el trabajo por las almas, si no hubiera unido a ellos el espíritu interior de

un religioso sediento de la gloria de Dios. La fuente de su vida interior era

la unión con Dios en la oración, a la que se entregaba constantemente.

Llegó a habituarse de tal modo a referirlo todo a Dios, que el respeto humano

y los motivos mundanos no existían para él. Este extraordinario despego del

mundo fue su característica principal.


Nacimiento y más acontecimientos: El santo Claudio nació en

Saint-Symphorien d´Ozon, cerca de Lyón, en 1641. Su familia estaba

bien relacionada, era piadosa y gozaba de buena posición. No poseemos

ningún dato especial sobre su vida antes de ingresar en el colegio de la

Compañía de Jesús de Lyón. Aunque sentía gran repugnancia por la vida

religiosa, logró vencerla y fue inmediatamente admitido en la Compañía.

Hizo su noviciado en Aviñón y, a los dos años, pasó al colegio de dicha

ciudad a completar sus estudios de filosofía. Al terminarlos fue destinado

a enseñar la gramática y las humanidades, de 1661 a 1666. Desde 1659,

la ciudad de Aviñón había presenciado choques constantes entre los nobles

y el pueblo En 1662, ocurrió en Roma el famoso encuentro entre la guardia

pontificia y el séquito del embajador francés. A raíz de ese incidente, las

tropas de Luis XIV ocuparon Aviñón, que se hallaba en el territorio de los

Papas. Sin embargo, esto no interrumpió las tareas del colegio, y el aumento

del calvinismo no hizo más que redoblar el celo de los jesuitas, quienes se

consagraron con mayor ahínco a los ministerios apostólicos en la ciudad y

en los distritos circundantes.


Cuando la paz quedó restablecida, Aviñón celebró la canonización de

San Francisco de Sales. En el más antiguo de los dos conventos de la

Visitación se llevó a cabo una gran función litúrgica. En aquella ocasión,

el Santo Claudio desplegó por primera vez sus dotes de orador, pues,

aunque todavía no era sacerdote, fue uno de los elegidos para predicar

el panegírico del santo obispo en la iglesia del convento. El texto que escogió

fue: “De la fuerza ha brotado la suavidad” (Jueces: 14, 14), y el sermón

resultó magnífico. Entre tanto, los superiores habían decidido enviar al joven

Claudio a terminar sus estudios de teología en París, centro de la vida

intelectual de Francia. En dicha ciudad se le confió el honor de velar por

la educación de los dos hijos del famoso Colbert. Lo que ocurrió,

probablemente, es que Colbert descubrió la envergadura intelectual de

Claudio y lo escogió para ese importante oficio, aunque él personalmente

no era amigo de los jesuitas. Sin embargo, las relaciones del santo con esa

distinguida familia terminaron mal, pues una frase satírica que Claudio había

escrito llegó al conocimiento del ministro, quien se mostró sumamente

ofendido y pidió a los superiores de la Compañía que enviaran al santo

nuevamente a su provincia. Esto no pudo realizarse, sino hasta 1670.


La Palabra es proclamada y el Corazón elevado: En 1673, el joven sacerdote

fue nombrado predicador del colegio de Aviñón. Sus sermones, en los que

trabajaba intensamente, son verdaderos modelos del género, tanto por la

solidez de la doctrina como por la belleza del lenguaje. El santo parece haber

predicado más tarde los mismos sermones en Inglaterra, y el nombre de la

duquesa de York (María de Módena, que fue después reina, cuando Jacobo II

heredó el trono), en cuya capilla predicó Claudio, está ligado a las ediciones

de dichos sermones. El santo, durante su estancia en París, había estudiado

el Jansenismo con sus verdades a medias y sus calumnias, a fin de combatir,

desde el púlpito sus errores, animado como estaba por el amor al Sagrado

Corazón, cuya devoción sería el mejor antídoto contra el Jansenismo. A fines

de 1674, el P. La Chaize, rector del santo, recibió del general de la Compañía

la orden de admitirle a la profesión solemne, después de un mes de ejercicios

espirituales en la llamada “tercera probación”. Ese retiro fue de gran provecho

espiritual para Claudio que se sintió, según confesaba, llamado a consagrarse

al Sagrado Corazón. El santo añadió a los votos solemnes de la profesión un

voto de fidelidad absoluta a las reglas de la Compañía, hasta en sus menores

detalles. Según anota en su diario, había ya vivido durante algún tiempo en esa

fidelidad perfecta, y quería consagrar con un voto su conducta para hacerla

más duradera. Tenía entonces treinta y tres años, la edad en la que Cristo

murió, y eso le inspiró un gran deseo de morir completamente para el mundo

y para sí mismo. Como escribió en su diario: “Me parece, Señor, que ya es

tiempo de que empiece a vivir en Tí y sólo para Tí, pues a mi edad, Tú quisiste

morir por mí en particular”.


Escogido por y para el Corazón de Jesús: Dos meses después de haber

hecho la profesión solemne, en febrero de 1675, Claudio fue nombrado

superior del colegio de Paray-le-Monial. Por una parte, era un honor

excepcional confiar a un joven profesó el gobierno de una casa; pero por otra

parte, la pequeña comunidad de Paray, que sólo tenía cuatro o cinco padres,

era insignificante para las grandes dotes de Claudio.


En realidad se trataba de un designio de Dios para ponerle en contacto con

un alma que necesitaba de su ayuda: Margarita María Alacoque. Dicha

religiosa se hallaba en un período de perplejidad y sufrimientos, debido a

las extraordinarias revelaciones de que la había hecho objeto el Sagrado

Corazón, cada día más claras e íntimas. Siguiendo las indicaciones de su

superiora, la madre de Saumaise, Margarita se había confiado a un sacerdote

muy erudito, pero que carecía de conocimientos de mística. El sacerdote

dictaminó que Margarita era víctima de los engaños del demonio, cosa que

acabó de desconcertar a la santa. Movido por las oraciones de Margarita,

Dios le envió a su fiel siervo y perfecto amigo, Claudio de la Colombiére.


El P. La Colombiére fue un día a predicar a la comunidad de la Visitación.

“Mientras él nos hablaba escribió Margarita, oí en mi corazón estas palabras:

“He aquí al que te he enviado” Desde la primera vez que Margarita fue a

confesarse con el P. La Colombiere, éste la trató como si estuviese al tanto

de lo que le sucedía. La santa sintió una repugnancia enorme a abrirle su

corazón y no lo hizo, a pesar de que estaba convencida de que la voluntad

de Dios era que se confiase al santo. En la siguiente confesión,

el P. La Colombiere le dijo que estaba muy contento de ser para ella

una ocasión de vencerse y, “en seguida -dice Margarita-, sin hacerme

el menor daño, puso al descubierto cuanto de bueno y malo había en mi

corazón, me consoló mucho y me exhortó a no tener miedo a los caminos

del Señor, con tal de que permaneciese obediente a mis superiores,

reiterándome a entregarme totalmente a Dios, para que Él me tratase

como quisiera. El padre me enseñó a apreciar los dones de Dios y a recibir

Sus comunicaciones con fe y humildad”. Este fue el gran servicio del P. La

Colombiere a Margarita María. Por otra parte, el santo trabajó incansablemente

en la propagación de la devoción al Sagrado Corazón, pues veía en ella el

mejor antídoto contra el jansenismo.


Testimonio ante la persecución: El santo no estuvo mucho tiempo en Paray.

Su siguiente ocupación fue muy diferente. Por recomendación del P. La Chaize,

que era el confesor de Luis XIV, sus superiores le enviaron a Londres como

predicador de María Beatriz d´ Este, duquesa de York. El santo predicó en

Inglaterra con el ejemplo y la palabra. El amor al Sagrado Corazón era su

tema favorito. El proceso de beatificación habla de su apostolado en Inglaterra

y de los numerosos protestantes que convirtió. La posición de los católicos

en aquel país era extremadamente difícil, debido a la gran hostilidad que

había contra ellos. En la corte se formó un movimiento para excluir al duque

de York, que se había convertido al catolicismo, de la sucesión a la Corona

sustituyéndole por el príncipe de Orange o algún otro candidato. El infame

Titus Oates y sus secuaces inventaron la historia de un “complot de los

papistas”, en el que el P. La Colombiere se hallaría complicado con el resto

de los católicos. El complot tenía por objeto, según los calumniadores,

el asesinato del rey Carlos II y la destrucción de la Iglesia de Inglaterra,

Claudio fue acusado de ejercer los ministerios sacerdotales y de haber

convertido a muchos protestantes. Aunque fue hecho prisionero, la intervención

de Luis XIV impidió que sellase su vida con el martirio. El santo fue

simplemente desterrado de Inglaterra. La prisión había acabado con su

débil salud. A su vuelta a Francia, en 1679, el santo estaba ya mortalmente

enfermo; aunque en algunas temporadas se rehacía un poco y podía ejercer

los ministerios sacerdotales, una enfermedad de los riñones no le dejaba

reposo. Sus superiores, pensando que los aires natales podrían ayudarle a

recobrar la salud, le enviaron a Lyón y a Paray. Durante una de sus visitas a

esta última ciudad, Margarita María le avisó que moriría ahí.


El P.Claudio llega a Paray en Abril de 1681, enviado por los médicos en busca

de la salud que le negaban otros climas; siendo así hubo comunicación entre

el P. Claudio y la Hermana Margarita. Hablando de los ardores de sus almas

y proyectos apostólicos en favor del Sagrado Corazón.


Aquí se agravó la enfermedad del P.Claudio; estaba listo para ir a otros climas,

pero Sta. Margarita avisa que si le era posible sin faltar a la obediencia se

quedara en Paray. Y le envía este mensaje: El me ha dicho que quiere aquí

el sacrificio de vuestra vida. Tan categórica afirmación deshizo todos los

preparativos de viaje.


Muerte y gloria: En efecto, después de haber dado maravilloso ejemplo

de humildad y paciencia, Claudio La Colombiére entregó su alma a Dios

al atardecer del 15 de febrero de 1682. Al día siguiente Santa Margarita

María recibió un aviso del cielo en el sentido de que Claudio se hallaba ya

en la gloria y no necesitaba de oraciones. Así escribió a una persona devota

del querido difunto: “Cesad en vuestra aflicción. Invocadle. Nada temáis; mas

poder tiene ahora que nunca para socorrernos.”


El P. La Colombiére fue beatificado en 1929 y su Santidad Juan Pablo II lo

declaró santo en 1992. La Iglesia Universal celebra su fiesta el día 15 de

febrero




CUANDO DIOS NOS PRUEBA

¿Pero queréis estar persuadidos que en todo lo que Dios permite, en todo lo que os sucede, sólo se persigue vuestro verdadero interés, vuestra verdadera dicha eterna? Reflexionad un poco en todo lo que ha hecho por vosotros. Ahora estáis en la aflicción; pensad que el autor de ella, es el mismo que ha querido pasar toda su vida en dolores para ahorraros los eternos; que es el mismo que tiene su ángel a vuestro lado, velando bajo su mandato en todos vuestros caminos y aplicándose a apartar todo lo que podría herir vuestro cuerpo o mancillar vuestra alma; pensad que el que os ata a esta pena es el mismo que en nuestros altares no cesa de rogar y de sacrificarse mil veces al día para expiar vuestros crímenes y para apaciguar la cólera de su Padre a medida que le irritáis; que es el que viene a vosotros con tanta bondad en el sacramento de la Eucaristía, el que no tiene mayor placer, que el de conversar con vosotros y el de unirse a vosotros. Tras estas pruebas de amor, ¡qué ingratitud más grande desconfiar de Él, dudar sobre si nos visita para hacernos bien o para perjudicarnos!; ¡Pero me hiere cruelmente, hace pesar su mano sobre mí! ;¿Qué habéis de temer de una mano que ha sido perforada, que se ha dejado clavar a la cruz por vosotros?;¡Me hace caminar por un camino espinoso!;¿Si no hay otro para ir al cielo, desgraciados seréis, si preferís perecer para siempre antes que sufrir por un tiempo! ¿No es éste el mismo camino que ha seguido antes que vosotros y por amor vuestro? ¿Habéis encontrado alguna espina que no haya señalado, que no haya teñido con su sangre? ¡Me presenta un cáliz lleno de amargura! Sí, pero pensad que es vuestro divino Redentor quien os lo presenta; amándoos tanto corno lo hace, ¿podría trataros con rigor si no tuviera una extraordinaria utilidad o una urgente necesidad? Tal vez habéis oído hablar del príncipe que prefirió exponerse a ser envenenado antes que rechazar el brebaje que su médico le había ordenado beber, porque había reconocido siempre en este médico mucha fidelidad y mucha afección a su persona. Y nosotros, cristianos, ¡rechazaremos el cáliz que nos ha preparado nuestro divino Maestro, osaremos ultrajarle hasta ese punto! Os suplico que no olvidéis esta reflexión; si no me equivoco, basta para hacernos amar las disposiciones de la voluntad divina por molestas que nos parezcan. Además, éste es el medio de asegurar infaliblemente nuestra dicha incluso desde esta vida.



Acto de confianza en Dios de San Claudio de la Colombiére

Estoy tan convencido, Dios mío, de que velas sobre todos los que esperan en Ti, y de que no puede faltar cosa alguna a quien aguarda de Ti todas las cosas, que he determinado vivir de ahora en adelante sin ningún cuidado, descargando en Ti todas mis inquietudes: «en paz me acuesto y en seguida me duermo, porque Tú sólo, Señor, me haces vivir tranquilo» (Sal 4,10).

Los hombres pueden despojarme de los bienes y de la honra, las enfermedades pueden privarme de las fuerzas e instrumentos de servirte; Yo mismo puedo perder Tu gracia pecando; pero no por eso perderé la esperanza; antes la conservaré hasta el último suspiro de mi vida y serán vanos los esfuerzos de todos los demonios del infierno por arrancármela: "en paz me duermo y al punto descanso".

Que otros pongan su confianza en sus riquezas o en sus talentos: que descansen otros en la inocencia de su vida, o en la aspereza de su penitencia, o en la multitud de sus buenas obras, o en el fervor de sus oraciones; en cuanto a mí toda mi confianza se funda en mi misma confianza: «Tú, sólo, Señor, me haces vivir tranquilo» (Sal 4,10).

Confianza semejante jamás fue defraudada: «Nadie esperó en el Señor y quedó confundido» (Sir 2,11). Así que seguro estoy de ser eternamente bienaventurado, porque espero firmemente serlo, y porque eres Tú, Dios mío, de quien lo espero: «en Ti, Señor, he esperado; no quedaré avergonzado jamás» (Sal 30,2; 70,1).

Bien conozco ¡ah! demasiado lo conozco, que soy frágil e inconstante; sé cuanto pueden las tentaciones contra la virtud más firme; he visto caer los astros del cielo y las columnas del firmamento; pero nada de esto puede aterrarme. Mientras mantenga firme mi esperanza, me conservaré a cubierto de todas las calamidades; y estoy seguro de esperar siempre, porque espero igualmente esta invariable esperanza.

En fin, para mí es seguro que nunca será demasiado lo que espere de Ti, y que nunca tendré menos de lo que hubiere esperado. Por tanto, espero que me sostendrás firme en los riesgos más inminentes y me defenderás en medio de los ataques más furiosos, y harás que mi flaqueza triunfe de los más espantosos enemigos. Espero que Tú me amarás a mí siempre y que te amaré a Ti sin intermisión, y para llegar de un solo vuelo con la esperanza hasta dónde puede llegarse, espero a Ti mismo, de Ti mismo, oh Creador mío, para el tiempo y para la eternidad.

Amén.


San Claudio La Colombière (carta XCVI)












Gertrudis, Santa

Mística, 16 de noviembre




Etimológicamente significa “fiel defensora”. Viene de la lengua alemana.

Esta joven, modelo y patrona de las místicas, nació en Eisleben, Alemania,

en 1256. Cuando contaba solamente 5 años se le confió su educación al

monasterio benedictino de Helfta. La superiora del convento era su tía santa

Matilde.

Encontró un clima espiritual tan bueno que se sintió plenamente feliz.Mientras

hacía sus estudios, demostró en todas las materias una inteligencia fuera

de lo común. Su salud no era lo buena que debiera haber sido. Le apenaba

no poder asistir a las oraciones de comunidad. Sin embargo, ante su mala

salud física mantuvo siempre y en todo instante un enorme equilibrio espiritual

e intelectual.Al llegar los años que van del 1291 hasta su muerte, comenzó

para ella una época dorada a causa de las muchas revelaciones o visiones

del cielo.

Menos mal que tuvo la suerte de escribirlas todas en cinco volúmenes, en los

que cuenta su experiencia mística, es decir, su continua unión con Dios.

Su mística, por otra parte, no se basa en cosas raras sino simplemente en los

misterios que cada día celebra la liturgia en honor del Señor y de la Virgen.

Se abrió plenamente a los deseos de Dios y rechazó toda clase de egoísmo

estéril. Fue ella la que comenzó la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

Su tía Matilde le preguntó a Jesús:” Señor, fuera de la Santa Hostia, ¿dónde

te puedo encontrar?” Y Jesús le respondió:”Búscame en el corazón de Gertrudis”.

A la santa se le atribuyen cinco libros que componen el

“Heraldo de la amorosa bondad de Dios”(Comúnmente llamados

“Revelaciones de Santa Gertrudis”). El primero fue escrito por amigos

íntimos de la santa después de su muerte, el segundo fue escrito por la

santa y los restantes fueron compuestos bajo su dirección.


Sus escritos relatan visiones, comunicaciones y experiencias místicas.

Habla de un rayo de luz, como una flecha, que procedía de la herida del

costado de un crucifijo. Cuenta también que su alma, derretida como

la cera, se aplicó al pecho del Señor como para recibir la impresión de un

sello y alude a un matrimonio espiritual en el que su alma fue como absorbida

por el corazón de Jesús. Enseña al mismo tiempo que “la adversidad es le

anillo espiritual que sella los esponsales con Dios”.

Murió en noviembre del año 1302






BERNARDO FRANCISCO DE HOYOS, BEATO

Sacerdote Jesuita, 29 de noviembre







Apóstol del Corazón de Jesús en España


Martirologio Romano: Presbítero jesuita, primer y principal apóstol en España

de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús († 1735)


Fecha de beatificación: 18 de abril de 2010, siendo Papa S.S. Benedicto XVI.



Nació en Torrelobatón (España) en 1711. Su padre don Manuel de Hoyos

era secretario del ayuntamiento de Torrelobatón, pero su familia era originaria

de Hoyos. Su madre doña Francisca de Seña, nació en Medina del Campo.

El niño fue bautizado a los 16 días con el nombre de Bernardo por deseo

de sus padres (nació un 20 de agosto, memoria litúrgica de San Bernardo

de Claraval), y también con el nombre de Francisco, a propuesta del Párroco

de la Iglesia de Santa María de Torrelobatón donde fue bautizado, poniendo

al niño bajo la protección de San Francisco Javier.A los 9 años Bernardo

recibió la confirmación en Torrelobatón, a los 10 años fue a estudiar en el

colegio de los Jesuitas de Medina del Campo, y a los 11 años al colegio de los

Jesuitas de Villa García de Campos. A los 14 años, con el permiso de su

familia, fue admitido en el noviciado de los Jesuitas en Villa García de

Campos.

Terminó el noviciado con casi 17 años, y emitió los votos simples perpetuos.

Desde los 17 hasta los 20 años, Bernardo estudió filosofía en el colegio de los

santos Pedro y Pablo en Medina del Campo. A los 20 años Bernardo comenzó

los estudios de teología en el colegio de San Ambrosio de Valladolid. Cuando

Bernardo tenía 13 años, murió su padre don Manuel de Hoyos. Este es un

fragmento del testamento de don Manuel: “A mis hijos recomiendo que sean

temerosos de Dios y de la propia conciencia, obrando y procediendo bien

según sus obligaciones, porque así merecerán el mayor alivio y, sobre todo,

el agrado de la misericordia de su Majestad que les guiará y les iluminará para

su santo servicio y para permanecer en él hasta la muerte, guardando

obediencia, respeto y veneración a su madre, abuelo, tío, y todas las otras

personas, a fin de que consigan en esta vida el afecto de todos y en la otra

el eterno descanso”.


Sobre su madre doña Francisca, podemos leer estas palabras: “crió a

Bernardo su madre doña Francisca con especial esmero y cuidado, diciendo

algunas veces que tendría gravísimo escrúpulo del menor descuido, porque

si perdía aquel hijo, la daba a conocer el cielo, que le quitaba un santo grande”.

En el siguiente fragmento, se indica como era el joven Bernardo de Hoyos en

el colegio: “era muy puntual a las confesiones y comuniones, que los

estudiantes de nuestras aulas de gramática practican todos los meses, y

recibía con suma docilidad los buenos consejos de sus maestros, cuando

exhortaban a sus discípulos a la devoción a María Santísima, a la frecuencia

de los sacramentos, a evitar toda culpa aunque fuese venial, y a los demás ej

ercicios virtuosos que inspiran los maestros a sus discípulos al tiempo mismo

que les enseñan las letras”.


VOTOS SIMPLES PERPETUOS: Cuando pronunció la fórmula de los votos

simples perpetuos, con casi 17 años, escribe el mismo Bernardo lo que sintió

en ese momento: “Al empezar a leer la fórmula de los votos ví en la sagrada

eucaristía al mismo Jesucristo, que me oía, como juez en su trono, muy afable.

Quedé al principio como fuera de mí, al ver tan gran Majestad, mas no fue

tanto, que se conociese en lo exterior. Vile venir, y entrar en mi dichosa boca:

causó mayor reverencia amorosa, y amor reverente, al verle entrar y estar en

mi lengua. Después que pasó la Sagrada Forma, me dijo el Señor estas

palabras intelectuales: “desde hoy me uno más estrechamente contigo por

el amor que te tengo “. Contexto histórico durante la vida de Bernardo de

Hoyos durante toda la vida de Bernardo de Hoyos reinaba en España y

en la América Española el rey Felipe V, de la familia Borbón, que era nieto

del rey de Francia Luis XIV. En Francia, la devoción al Sagrado Corazón de

Jesús se había extendido mucho con los escritos de Santa Margarita María

de Alacoque, y su confesor, san Claudio de la Colombière. Sobre la

importancia de la consagración al Sagrado Corazón de Jesús, escribe

Santa Margarita María de Alacoque: “… cuando nos hemos consagrado y

dedicado por completo a este Corazón adorable, para honrarle y amarle con

todos nuestros medios, abandonándose del todo a él, él se cuida de nosotros

y nos hace arribar al puerto de salvación, a pesar de las borrascas “.


NADA SABIA DEL CULTO AL CORAZÓN DE JESÚS: De esta etapa de su vida,

recogemos un hecho importante. En 1733, cuando Bernardo tenía 21 años y

era estudiante de teología en el colegio de San Ambrosio de Valladolid, recibió

una carta de su amigo Agustín Cadaveraz que era sacerdote y profesor de

gramática en Bilbao. A Agustín le habían pedido un sermón para la octava de

Corpus, y recordaba Agustín que en Valladolid había leído un libro escrito en

latín cuyo título era ´de cultu Sacratissimi Cordis Iesu´, del P. José de Gallifet,

sobre la devoción al Corazón de Jesús. Para preparar el sermón, Agustín le

pedía a Bernardo que copiase determinados fragmentos de ese libro y que

se los enviase. Bernardo tomó el libro de la biblioteca y lo llevó a su habitación

para copiar los párrafos pedidos.


HABLA DIOS: Esto es lo que relata Bernardo: “Yo que no había oído jamás

tal cosa, empecé a leer el origen del culto del Corazón de nuestro amor Jesús,

y sentí en mi espíritu un extraordinario movimiento fuerte, suave y nada

arrebatado ni impetuoso, con el cual me fui luego al punto delante del Señor

Sacramentado a ofrecerme a su Corazón para cooperar cuanto pudiese a lo

menos con oraciones a la extensión de su culto”. “No pude echar de mí este

pensamiento hasta que, adorando la mañana siguiente al Señor en la Hostia

Consagrada, me dijo clara y distintamente que quería por mi medio extender el

culto de su Corazón Sacrosanto, para comunicar a muchos sus dones por su

corazón adorado y reverenciado, y entendí que había sido disposición suya

especial que mi hermano el P. Agustín de Cardaveraz me hubiese hecho el

encargo para arrojar con esa ocasión en mi corazón estas inteligencias. Yo,

envuelto en confusión renové la oferta del día antes, aunque quedé algo

turbado, viendo la improporción del instrumento y no ver medio para ello”.


“El domingo pasado (dice) inmediato a la fiesta de nuestro San Miguel,

después de comulgar, sentí a mi lado a este santo Arcángel que me dijo

cómo extender el culto del Corazón de Jesús por toda España, y más

universalmente por toda la Iglesia, aunque llegará día en que suceda,

ha de tener gravísimas dificultades, pero que se vencerán, que él, como

Príncipe de la Iglesia, asistirá a esta empresa; que en lo que el Señor

quiere se extienda por nuestro medio, también ocurrirán dificultades,

pero que experimentaremos su asistencia”. “Después de esto quedé un

poco recogido, cuando por una admirable visión imaginaria, se me mostró

aquel divino Corazón de Jesús todo arrojando llamas de amor, de suerte

que parecía un incendio de fuego abrasador de otra especie que este material”.

“Agradecióme el aliento con que le ofrecí hasta la última gota de mi sangre en

gloria de su Corazón, y para que yo experimentase cuán de su agrado es esta

oferta, por lo mucho que se complacía en los deseos solos, que yo tenía de

extender por el mundo, cerró y cubrió mi corazón miserable dentro del suyo,

donde por visión intelectual admirable vi los tesoros y riquezas del Padre

depositadas en aquel sagrario, el deseo y como ímpetu que padecía su

corazón por comunicarlas a los hombres, el agrado en que aprecien aquel

Corazón, conducto soberano de las aguas de la vida, con otras inteligencias

maravillosas en que por modo más especial entendí lo que San Miguel me

había dicho.


Pues las dulzuras, los gozos, suavidades y celestiales delicias que allí

inundaron mi pobre corazón sumergido en aquel océano de fuego de amor,

sólo el mismo Jesús lo sabe, que yo no”. “Desde este punto he andado absorto,

y anegado en este Divino Corazón; al comer, al dormir, al hablar, al estudiar y

en todas partes parece que no palpa mi alma otra cosa que el Corazón de su

Amado, y cuando estoy delante del Señor Sacramentado, aquí es donde se

desatan los raudales de sus deliciosísimos favores, y como este culto mira al

Corazón Sacramentado, como a su objeto, aquí logra de lleno sus ansias

amorosas”. “Dióseme a entender que no se me daban a gustar las riquezas

de este Corazón para mí sólo, sino para que por mí las gustasen otros.

Pedí a toda la Santísima Trinidad la consecución de nuestros deseos, y

pidiendo esta fiesta en especialidad para España, en que ni aun memoria

parece hay de ella, me dijo Jesús: “reinaré en España, y con más veneración q

ue en otras muchas partes’ “yo no salgo del Corazón Sagrado; allí me

encontrará v. r. (Bernardo escribe al P. Juan de Loyola)



EL REINADO DEL SAGRADO CORAZÓN: En una carta del día 28

de octubre de 1733, Bernardo de Hoyos decía: en la acción de gracias

después de haber comulgado “pedí la extensión del reino del mismo Corazón

Sagrado en España, y entendí que se me otorgaba. y con el gozo dulcísimo

que me causó esta noticia quedó el alma como sepultada en el Corazón Divino,

en aquel paso que llaman sepultura. Muchas y repetidas veces he sentido

estos asaltos de amor en estos días, dilatándose tanto en deseos mi pobre

corazón que piensa extender en el nuevo mundo el amor de su amado Corazón

de Jesús, y todo el universo se le hace poco”.


La principal fuente para conocer estos escritos de Bernardo es el libro “vida

del angelical joven P. Bernardo Francisco de Hoyos de la Compañía de Jesús”

escrito por Juan de Loyola. Dice el propio p. Loyola: “Todos estos papeles han

estado a mi vista al tiempo de escribir esta historia; y todos están hoy en este

colegio de nuestro S. Ignacio de Valladolid, noticia que puede satisfacer a

cualquiera que dudase de algún hecho particular de lo que escribo”.


BERNARDO CONSAGRADO SACERDOTE: A los 23 años le correspondía

a Bernardo comenzar el cuarto curso de teología, y aunque no tenía edad para

ordenarse, sus superiores pidieron dispensa para que pudiese hacerlo durante

ese curso, y con esta dispensa pudo ordenarse de diácono. Poco después se

ordenó de Presbítero, y unos días después celebró la primera misa en el colegio

de san Ignacio de Valladolid. A los 24 años, pocos meses después de haber

sido ordenado sacerdote, enfermó de tifus y falleció, habiendo recibido el

viático y la santa unción.


CAUSA DEL PADRE HOYOS: En 1961 fue aprobada la investigación histórica

o positio, y el 12 de enero de 1996 el papa Juan Pablo II leyó el decreto que

declaraba heroicas las virtudes del desde entonces venerable Padre Hoyos.

En lo que respecta a la Causa del Padre Hoyos, en marzo de 2008 “… la

Consulta Médica de la Congregación para las Causas de los Santos ha

reconocido por unanimidad que el caso de la curación de María de las

Mercedes Cabezas no puede ser explicado en base a los datos de la ciencia

médica”. Nos encontramos ante una “curación instantánea, completa y

duradera, científicamente inexplicable”.


Mercedes Cabezas Terrero, de 23 años, hija de labradores de San

Cristóbal de la Cuesta (Salamanca), tenía una tumoración de grandes

proporciones, y quedó curada instantáneamente el 23 de Abril de 1936,

después de rezar una novena y de pedir con frecuencia la intercesión del

P. Bernardo de Hoyos para su curación.


Cumplidos así todos los requisitos, el 16 de enero de 2009 el papa

Benedicto XVI firmó el decreto que reconocía el citado milagro y admitía

la beatificación, que, siguiendo los procedimientos en vigor, se celebró en la

Archidiócesis de Valladolid, donde se promovió la causa, el 18 de abril de 2010,

en el paseo Central del Campo Grande de Valladolid, y fue presidida por

Mons. Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los

Santos, como representante pontificio.


Para conocer más sobre el Beato Bernardo de Hoyos se puede leer la

Biografía escrita por su Director espiritual el P. Juan de Loyola S.J. poco

después de la muerte de Bernardo en 1735. También se puede consultar el

sitio web oficial por la canonización del Beato Bernardo de Hoyos





De San Luis María  Grignion de Montfort      EL AMOR DE LA SABIDURÍA ETERNA


 Existe un vínculo tan grande de amistad entre la Sabiduría eterna y el hombre, que resulta incomprensible. LA SABIDURÍA FUE HECHA PARA EL HOMBRE, Y EL HOMBRE, PARA LA SABIDURíA. Infinitus thesaurus est hominibus: «es un tesoro de valor infinito para el hombre», y no para los ángeles o para las demás criaturas.

 Esta amistad de la Sabiduría para con el hombre proviene de que el hombre, en su creación, es el compendio de sus maravillas, su pequeño y su gran mundo, su imagen viviente y su lugarteniente en la tierra. Y desde que, por efecto del grande amor que tenía al hombre, se hizo semejante a él haciéndose carne y se entregó a la muerte por salvarle, le ama como a su hermano, a su amigo, a su compañero, a su discípulo, como al precio de su sangre y al coheredero de su reino, de suerte que se le hace violencia infinita cuando se le niega o se le arrebata el corazón de un hombre.

 Es tanto el deseo que tiene del amor de los hombres esta belleza eterna y soberanamente amable, que escribió expresamente un libro con el fin de conquistarlo, mostrándole sus excelencias y los deseos que de él tiene: un libro que viene a ser como una carta de la amante al amado para ganar su afecto. Los deseos de poseer el corazón del hombre que en él manifiesta son tan ardientes, la solicitud que demuestra por ganarse su amistad es tan delicada, sus llamadas y deseos tan amorosos, que oyendo sus palabras se diría que no es la Soberana del cielo y de la tierra la que habla y que necesita del hombre para ser feliz.

 Para encontrar al hombre, ora recorre los caminos frecuentados, ora sube a la cima de las más altas montañas, ora se llega a las puertas de las ciudades, ora penetra en las plazas públicas o en medio de las asambleas, llamando a voz en grito: Oviri, ad vos clamito, et vox mea ad filios hominum . ¡Oh hombres!, es a vosotros a quienes llamo desde hace largo tiempo; es a vosotros a quienes me dirijo, a quienes deseo y busco, por cuya posesión suspiro. Oídme, acercaos a mí; ansío haceros dichosos».

Y para atraérselos más eficazmente les dice: Es por mí y por mi gracia por la que gobiernan los reyes y mandan los príncipes, y los potentados y los monarcas llevan el cetro y la corona. Yo inspiro a los legisladores el arte de promulgar buenas leyes para el buen -gobierno de los estados; yo doy valor a los magistrados para ejercer equitativamente y sin temor alguno la justicia .

 Yo amo a los que me aman, y me hallarán los que madrugaren a buscarme; en mi mano están las riquezas y la gloria, la opulencia, la justicia; los honores, las dignidades, los sólidos placeres y las verdaderas virtudes, en mí se encuentran; y es incomparablemente mejor al hombre el poseerme que poseer todo el oro, la plata y las piedras preciosas del mundo y los bienes de todo el universo. Yo guío a las personas que vienen a mí por los caminos de la justicia y de la prudencia, y las enriquezzo con la posesión de los verdaderos hijos hasta colmar sus deseos y estad bien persuadidos de que mi mayor contento y mis mayores delicias son el conversar y habitar con los hijos de los hombres ;

 Ahora, pues, ¡oh hijos!, escuchadme: Bienaventurados los que siguen mis caminos. Oíd mis documentos, y sed sabios y no queráis desecharlos. Bienaventurado el hombre que me escucha, y que vela continuamente a las puertas de mi casa, y está de observación en los umbrales de ella.

Quien me hallare, hallará la vida y alcanzará del Señor la salvación. Mas quien pecare contra mí, dañará a su propia alma. Todos los que me aborrecen a mí, aman la muerte .

Amén





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